Se necesita ser mamerto, o miembro de "colombianos por la paz" o muy ingenuo para no entender esta realidad. Hugo Chávez Farías, no planea una guerra contra Colombia. El, su gobierno, sus socios de las Farc y sus compinches del Alba, Unasur, el Foro de Sao Paulo y el Movimiento Continental Bolivariano, están en guerra contra Colombia hace varios años.
La explicación es sencilla. Todos estos grupos están manipulados por comunistas, cuya premisa conceptual es que en Latinoamérica hay un conflicto de clases latente, que solo puede ser resuelto, cuando los marxistas-leninistas triunfen y gobiernen en cada país. No importa que este sistema paquidérmico y arcaico haya fracasado en el Viejo Continente.
Para Fidel Castro y sus peones Hugo Chávez, Rafael Correa, Daniel Ortega, Evo Morales, Mujica, Cristina Kirchner, el obispo Lugo e Ignacio Lula, el comunismo tiene vigencia y fuera de eso Colombia pero en particular el presidente Uribe, es el único escollo que les impide avanzar con mayor celeridad en ese proyecto de guerra de clases.
Auto convencido que es la reencarnación de Simón Bolívar o quizás más que el Libertador, el pintoresco bocón venezolano, está en guerra contra Colombia desde antes de ser elegido presidente de su país. Según lo demostraron los computadores de Reyes, los nexos de Chávez con las Farc son de vieja data, igual que la relación con los terroristas colombianos, de los partidos de izquierda que apoyan su socialismo del siglo XXI y que en forma descarada conspiran con las Farc y varios traidores colombianos vinculados a la Farcpolítica, para deponer la institucionalidad en Colombia.
Esos nexos van más allá de la simpatía ideológica y confirman la tesis de la guerra declarada contra Colombia. Un examen detallado de la sumatoria de hechos así lo corrobora:
Las Farc asesinaron en Apure Venezuela a una decena de militares y funcionarios de PDVSA. Chávez y sus lacayos mintieron ante los medios de comunicación y achacaron el crimen a las autodefensas ilegales de Carlos Castaño. El ministro Rodríguez Chacín sirvió de mediador para que las Farc adquirieran armas y equipamiento militar con traficantes internacionales vía Caracas, al mismo tiempo que era delegado de Chávez para el espectáculo mediático de las liberaciones de algunos políticos secuestrados.
Sin pestañear, Chávez prometió en Caracas a Iván Márquez, la entrega de 300 millones de dólares para que las Farc lanzaran la ofensiva final contra Colombia. Inclusive alcanzó a entregarles 50 millones de dólares para el efecto.
En esos mismos días, Chávez abrió oficina a las Farc y el Eln en el Ministerio de Defensa Venezolano dentro del llamado Fuerte Tiuuna. Allí se concretaron los contactos políticos entre las dos agrupaciones terroristas, para la cacareada unión delictiva contra Colombia.
Iván Márquez, Timochenco, Rodrigo Granda y otros cabecillas de las Farc viven en Venezuela, y portan pasaportes y documentos de identidad de esa nacionalidad con nombres falsos. Las Farc y el Eln entrenan a las milicias bolivarianas de defensa de la revolución chavista; grupos delictivos que existen con la complicidad de los faltos de carácter generales y coroneles venezolanos que conviven con espías cubanos, oficiales propagandistas de Castro y milicias paralelas dirigidas desde el Palacio de Miraflores sin control orgánico de los comandantes de las fuerzas militares venezolanas.
A todas estas realidades se suman los hostigamientos y abiertos desafíos contra la soberanía e integridad colombianas, que ha cometido el gobierno chavista tales como: 1. Secuestro y asesinato de un capitán y un cabo colombianos que se encontraban en Venezuela averiguando la ubicación de un cabecilla del Eln. 2. Secuestro y asesinato de diez campesinos colombianos, sindicados de ser miembros de grupos de autodefensa ilegal. 3. Voladura de puentes fronterizos. 4. Sobrevuelo de aeronaves militares venezolanas en territorio colombiano. 5. Ingreso de miembros de la Fuerza Armada Venezolana armados y uniformados a diferentes puntos de la frontera colombiana.
Es evidente que Chávez ha buscado encender la mecha a partir de una de estas provocaciones, pues el Plan Guaicapuro, contempla ataques en las fronteras para recuperar la Guajira colombiana y parte de Arauca, que según la constitución bolivariana pertenecen a Venezuela; mientras que las Farc reconocidas por todos los gobiernos mamertos como ejército revolucionario comunista, atacarían la zona del interior e instalarían un gobierno revolucionario, reconocido por los camaradas de Unasur, el Foro de Sao Paulo y las Ong´s vinculadas al Movimiento Continental Bolivariano.
A eso se suman descaradas actividades de política partidista de funcionarios diplomáticos venezolanos con miembros del Polo Democrático en Colombia, grupo que cuenta con la simpatía chavista, e inclusive algunos de sus miembros integran el Partido Comunista clandestino de las Farc y su movimiento bolivariano.
De remate Chávez y sus subalternos bocones han inventado una fantasiosa invasión gringa a Venezuela, según ellos lanzada desde Colombia, para así, criticar los convenios militares de Colombia con Estados Unidos, justificar la carrera armamentista venezolana y legitimar por anticipado, la eventual agresión armada contra Colombia, según Chávez, enemiga acérrima de su proyecto esclavista procubano contra el resto del continente.
En realidad, el plan militar contra Colombia es una opción que cada día toma más fuerza dentro de los cursos de acción del asediado gobierno pro terrorista venezolano. Chávez necesita a las Farc y sus socios instalados en el gobierno de Colombia. Requiere a Uribe fuera del entorno, necesita a todos los mamertos y los resentidos como Ernesto Samper o su socia Teodora, instalados en los altos niveles gubernamentales, cerca de las Farc, el Polo, el Partido Comunista y demás mediocres que han vendido el alma al diablo, en aras de tener a su disposición la torta del presupuesto nacional y los cargos públicos para llenarlos de mamertos.
Solo la prudente actitud del gobierno colombiano ha evitado una guerra, la cual por inoperancia de la Cancillería y los cuerpos diplomáticos colombianos acreditados en el exterior, no es ni conocida ni entendida en otros países del mundo, con excepción de los gobiernos de Lula Da Siilva, Evo, Ortega, Correa, Mujica, Lugo, La Kirchner y la dictadura cubana que están ansiosos porque suceda esa agresión armada para apoyar a las Farc y a Chávez en la aventura bélica.
Para el efecto han recurrido a toda clase de patrañas. Desde la marrullera intención de utilizar a Obama con el inmerecido Premio Nobel de Paz, o la manipulación de muchos demócratas despistados, a quienes los comunistas colombianos y del hemisferio tienen convencidos que Uribe es un ogro y que algunos sindicalistas farianos muertos eran arcángeles; hasta las tramas y componendas con la liberación a cuentagotas de los dirigentes políticos, los militares y los policías secuestrados por las Farc.
Por esa razón no es de extrañar que Chávez haya dado a la Piedad Córdoba miles de dólares por medio de Monómeros para hacer conciertos por la paz, que en la práctica tienen más fisonomía de conciertos por las Farc. Tampoco es de extrañar la afinidad ideológica y vehemente defensa que a cada rato hacen los periodistas Botero y Lozano acerca de las Farc.
Mucho menos se puede extrañar la actitud malévola de los manipuladores de Colombianos por la paz y la actitud estúpida funcional de Daniel Samper sumada a la de otros, como los liberados Sigifredo López, Alan Jara, Luis Eduardo Pérez y Clara Rojas, quienes se acaban de lanzar a la arena política para cumplir el compromiso acordado en cautiverio a cambio de la propagandística liberación: Hacer campaña por el acuerdo humanitario y la legitimación del grupo terrorista.
Entretanto, Telesur que tiene más de telefarc que de noticiero serio, continúa la campaña simultánea de propagandismo pro terrorista con la exaltación de los cabecillas de las Farc, para quienes Chávez ha pedido en reiteradas ocasiones estatus de beligerancia; además que permite que fuerzas de seguridad venezolana apoyen a las Farc en el envío de toneladas de cocaína para Europa, Estados Unidos o Japón; al mismo tiempo que células chavistas crean movimientos políticos subversivos para las próximas elecciones en diversos lugares del país.
En síntesis, hay una larga sumatoria de agresiones y actitudes hostiles del gobierno chavista contra Colombia, que comprueban la intencionalidad bélica y además la necesidad que tiene Chávez de lograr por medios subrepticios o abiertos, cumplir la orden que le dio su cacique Fidel Castro, quien envió miles de comunistas ortodoxos a territorio venezolano, no solo para que fortaleciera su revolución tropical, sino para que la extendiera lo más rápido posible hacia Colombia; gracias a la complicidad de Rafael Correa e Ignacio Lula y la persistente acción terrorista de las Farc contra el pueblo colombiano.
Ni más ni menos. Si un animal camina como pato, nada como pato y vive como tal, es un pato. Lo mismo: si Chávez ha desatado cientos de actitudes hostiles, si es comunista, si odia la democracia y la libertad, si es esclavo de Fidel Castro, si apoya a las Farc, si tiene conjura con los comunistas criollos contra Colombia, si se arma hasta los dientes, si tiene en ciernes el Plan Guaicapuro y si ha ordenado agresiones como la voladura de los puentes o los sobrevuelos en territorio colombiano en búsqueda de un incidente, no es porque esté preparando una guerra contra Colombia. Está en guerra contra nuestro país y de qué manera.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
www.luisvillamarin.com
Desde el nacimiento como república soberana Colombia ha afrontado la guerra fratricida. A partir de la década de los años 50, la violencia liberal-conservadora recibió un tercer ingrediente con la entrada en escena del partido comunista y su brazo armado las Farc. Años mas tarde este grupo se convirtió en narcotraficante y terrorista, a la vez que facilitó el camino para la inmersión de las autodefensas ilegales en el mismo esquema de terror.
sábado, 30 de enero de 2010
jueves, 21 de enero de 2010
Testimonio de dos pilotos de combate
El 30 de agosto de 1996, 415 terroristas del bloque sur de las Farc arrasaron por sorprea la base militar de las Delicias. Al cabo de 17 horas de desigual combate, murieron 28 militares, 60 fueron secuestrados y 15 queadron heridos de gravedad. Este es el testimonio del coronel Iván González y le mayor Ricardo Torres, los pilotos del primer helicóptero militar que aterrizó en el lugar de los hechos.
Eran las cuatro y media de la tarde cuando despegamos del Batallón Joaquín Paris con rumbo a la población de Las Delicias en el departamento del Caquetá. Íbamos en el Helicóptero FAC 4122, Black Hawk de la Fuerza Aérea Colombiana. Yo era el copiloto de una tripulación de 4 personas, un piloto y dos técnicos de vuelo, que recibimos la orden de evacuar algunos soldados heridos.
Sobrevolamos durante dos horas y media 450 kilómetros de selva espesa, infinita y profunda. A la mitad del camino, nuestra cabina, que hasta este momento vivió un ambiente fraternal y tranquilo, se fue quedando en silencio y se llenó de inquietantes secretos. La noche empezó a caer trayendo consigo un paisaje siniestro, gris y oscuro, como preludio de acontecimientos fatídicos. Debajo, la selva cada vez era más espesa, más primitiva y más espeluznante.
-Ejercito, Ejército, de rotor...-, -Ejercito, Ejercito, Ejercito de rotor...-, a la espera de su respuesta, imaginaba aquellos hombres tratando de sintonizar el radio al escuchar el sonido de nuestro helicóptero,
-Ejército, Ejército, Ejército de rotor...-, llamamos repetidas veces. Solo recibíamos el sonido seco de la estática de nuestro radio como respuesta. El sistema de navegación marcó las coordenadas del pueblo justo debajo de nosotros, pero no logramos verlo, hicimos varios giros, hasta que este surgió bajo una bruma densa, “¡parece que es ahí!”, expresó el Capitán“, giré la cabeza y vi un caserío abandonado y destruido por la barbarie. Casas destruidas, cuerdas y postes formaban desordenadas telarañas y las pequeñas embarcaciones hundidas a la orilla del río.
Buscábamos a un soldado, un infante de marina, un campesino, una señal de humo, algo o alguien, pero nada apareció. Pensamos seguir hacia la base aérea de Tres Esquinas, ubicada en el Caquetá a unos a 70 kilómetros de distancia, pero no teníamos combustible suficiente para recorrer los 70 kilómetros.
Imperaba aterrizar en aquel pueblo fantasma donde de seguro los terroristas nos esperaban. Imaginé la emboscada preparada y nosotros listos para pelear evadiendo cilindros y repeliendo el fuego de las ametralladoras enemigas. Nuestra situación era crítica, en ese instante todas las posibilidades pasaron por la mente, desde la idea de arborizar lejos de allí hasta caer sobre algún cultivo de coca o entrar en combate frontal.
Todas las alternativas eran peligrosas, pero nuestro deber era aterrizar. Debíamos pelear contra el miedo y el enemigo para rescatar a nuestros héroes heridos.Descendimos a poca altura donde identificamos lo que parecieran ser personas acostadas en el suelo y algo que parecían bultos en movimiento. Pensé en una emboscada del enemigo, pero era raro que estos no se ocultaran. Lo que se movía eran animales caminando entre ellos. El piloto de la aeronave tomó las precauciones necesarias y ordenó a los técnicos de vuelo alistar las ametralladoras.
Ordenó máxima disposición de combate, ajustar los protectores y desasegurar el armamento. Los pilotos con las manos sobre los controles, los artilleros, con sus escudos blindados sosteniendo las armas y con el dedo en el disparador y todos, con los ojos puestos sobre lo que se moviera en el horizonte. Descendimos alertas y callados con la adrenalina calcinando el miedo, el sudor corriendo y los corazones palpitando aceleradamente.
Las ráfagas de los rotores apartaban los árboles y agitaban las ramas levantando nubes de polvo y hojas, en diabólicos remolinos. El peligro era latente pero seguíamos vivos, ni un disparo, ni explosiones de bombas, ni gritos, nada. En vuelo lento, casi a ras del suelo, el helicóptero se deslizaba, cual ángel de la noche explorando entre los escombros y las ruinas de una antigua civilización extinta. Con las lámparas alumbrábamos los rincones, las garitas destruidas y el puesto de mando incendiado.
Al bajar, la pegajosa humedad con penetrante y fétido olor entró por las puertas abiertas, donde estaban alertas los artilleros. Nos invadió la desolación y el espectro de la muerte con el vaho de los cadáveres que convertían el aire en nauseabundo gas irrespirable. En el espacio abierto para los deportes yacían los cuerpos (17) de las víctimas de un cruento final, incinerados (5) junto a las trincheras, 8 caídos dentro de las ruinas y 5 ahogados en la orilla del río.
El fuerte viento estremecía a aquellos heroicos patriotas inmolados pero no vencidos, inermes como piedras, cubiertos de harapos y equipo militar destruido. Algunos, con los ojos abiertos en sus pálidos rostros, mostraban su último gesto de dolor y valor. Veíamos como los cuerpos eran empujados por el inevitable viento de la maquina, al mismo tiempo que se empeñaban en detectar cualquier señal del enemigo.
De repente, notamos destellos de luz titilando bajo los escombros y ligeros movimientos. Detuvimos el vuelo de inmediato pensando en un ataque frontal. Los artilleros giraron las ametralladoras. Quietud, máxima alerta y tensión con los nervios a punto de reventar. Solo el rugir de la máquina, el golpeteo de las aspas del rotor pero ningún ruido de armas.
Como sombras surgiendo de tumbas, comenzaron a aproximarse siluetas que arrastraban los pies y levantaban los brazos con actitud de suplicantes zombis. Caminaban e imploraban ayuda. Cuando la fuerte luz del reflector del helicóptero los cubrió, vimos sus fantasmales figuras.
De repente, encontramos lo que habíamos venido a buscar desde el lejano Guaviare, de donde partimos ese día a muchas millas de distancia de jungla al oriente del país, sin saber lo que nos esperaba. Eran los sobrevivientes del exterminio de la Base Militar de Las Delicias, sobre el río Caquetá, así parecieran seres del otro mundo. Solo el brillo de sus ojos lo negaba, el resto era igual: lodo, sangre, sudor y lágrimas.
Aterrizamos casi a las siete de la noche entre las ruinas de la Base Militar de Las Delicias. Caminé hacia los sobrevivientes y me sorprendió un Teniente médico de la Armada acompañado de un enfermero y 22 heridos. Había llegado antes que nosotros subiendo por el río Caquetá desde la Base Naval destacada en la frontera con el Perú. Algunos, en estado grave, tenían no menos de 4 y 5 impactos de bala en distintas partes del cuerpo; otros intentaban caminar aunque no lo conseguían.
Debíamos abordar pronto, pues a lo mejor, el enemigo acechaba cerca. Unos acostados y otros sentados, pero al final no cabían todos en el helicóptero. Prioridad, los más graves Ningún soldado deseaba quedarse a la espera de otro vuelo y confundían al oficial con sus gritos de dolor, pero era inevitable así fuese doloroso. Dejamos los menos afectados para después.
Mi capitán había abastecido el helicóptero con los últimos 50 galones del combustible de la reserva. Arrancamos motores y despegamos mientras yo miraba por la ventanilla a los que se quedaban. En sus ojos se veía el temor y la angustia de soportar por más tiempo el dolor y el miedo de estar en el sitio. Volamos hacia la base de Tres Esquinas. Abordo había una fetidez nauseabunda que emanaba de las heridas descompuestas, la sangre y el sudor de los cuerpos que se mezclaba con el humo del combate.
Sentí habitar en el infierno: Calor, gritos, llantos y el abrazo negro de la noche en el infinito espacio selvático. Al instante perdimos de vista la diferencia entre el cielo y la tierra. Era el panorama de un mundo sin horizontes.
Treinta minutos después.
-“Torre de control Tres Esquinas, Tres Esquinas, Tres Esquinas; helicóptero FAC 4122… FAC 4122…
Siga FAC 4122, este es Tres Esquinas”, contestaron. Informé la hora de llegada y el número de heridos a bordo.
Encontramos el punto de aterrizaje en la oscuridad, señalizado con los precarios medios de iluminación disponible en esa Base Aérea enclavada en medio de la selva. Pronto, aparecieron las alarmantes luces de las ambulancias. Los lamentos de los heridos se mezclaron con las órdenes de los médicos y las enfermeras. Aquel no era el fin de ese dramático rescate. Faltaba trasladarlos a un centro médico con mejores servicios. Transcurrieron 20 minutos cuando, en la negra y profunda bóveda celeste, se escuchó el distintivo rugir de un avión Hércules. No entendíamos cómo podría aterrizar. Estaba sobre nosotros y traía la esperanza de salvación.
De repente, la brillante luz de una bengala abrió un gran hueco en lo alto e iluminó todo el campo. El avión apareció en el centro del resplandor, suspendido en el aire, cual musculoso y alado dios griego que acude a proteger a sus jóvenes guerreros. Su silueta giró contrastando con el oscuro fondo del espacio y se posó en tierra mostrando el brillo de sus hélices que reflejaban la intensa luz de la bengala.
Al tocar tierra, el avión celebró su llegada con el chillido de las ruedas que despedían el humo del caucho quemado por el pavimento y el tronar de sus motores puestos en la máxima potencia de los reversibles para contener la veloz mole salvadora. Todos nos unimos a la celebración, con gritos de espontáneo júbilo. Lo habían logrado y los heridos se salvarían, a la media noche llegarían al Hospital Militar de Bogotá. Exhaustos respiramos satisfechos por la misión cumplida en aquel fatídico día.
Eran las cuatro y media de la tarde cuando despegamos del Batallón Joaquín Paris con rumbo a la población de Las Delicias en el departamento del Caquetá. Íbamos en el Helicóptero FAC 4122, Black Hawk de la Fuerza Aérea Colombiana. Yo era el copiloto de una tripulación de 4 personas, un piloto y dos técnicos de vuelo, que recibimos la orden de evacuar algunos soldados heridos.
Sobrevolamos durante dos horas y media 450 kilómetros de selva espesa, infinita y profunda. A la mitad del camino, nuestra cabina, que hasta este momento vivió un ambiente fraternal y tranquilo, se fue quedando en silencio y se llenó de inquietantes secretos. La noche empezó a caer trayendo consigo un paisaje siniestro, gris y oscuro, como preludio de acontecimientos fatídicos. Debajo, la selva cada vez era más espesa, más primitiva y más espeluznante.
-Ejercito, Ejército, de rotor...-, -Ejercito, Ejercito, Ejercito de rotor...-, a la espera de su respuesta, imaginaba aquellos hombres tratando de sintonizar el radio al escuchar el sonido de nuestro helicóptero,
-Ejército, Ejército, Ejército de rotor...-, llamamos repetidas veces. Solo recibíamos el sonido seco de la estática de nuestro radio como respuesta. El sistema de navegación marcó las coordenadas del pueblo justo debajo de nosotros, pero no logramos verlo, hicimos varios giros, hasta que este surgió bajo una bruma densa, “¡parece que es ahí!”, expresó el Capitán“, giré la cabeza y vi un caserío abandonado y destruido por la barbarie. Casas destruidas, cuerdas y postes formaban desordenadas telarañas y las pequeñas embarcaciones hundidas a la orilla del río.
Buscábamos a un soldado, un infante de marina, un campesino, una señal de humo, algo o alguien, pero nada apareció. Pensamos seguir hacia la base aérea de Tres Esquinas, ubicada en el Caquetá a unos a 70 kilómetros de distancia, pero no teníamos combustible suficiente para recorrer los 70 kilómetros.
Imperaba aterrizar en aquel pueblo fantasma donde de seguro los terroristas nos esperaban. Imaginé la emboscada preparada y nosotros listos para pelear evadiendo cilindros y repeliendo el fuego de las ametralladoras enemigas. Nuestra situación era crítica, en ese instante todas las posibilidades pasaron por la mente, desde la idea de arborizar lejos de allí hasta caer sobre algún cultivo de coca o entrar en combate frontal.
Todas las alternativas eran peligrosas, pero nuestro deber era aterrizar. Debíamos pelear contra el miedo y el enemigo para rescatar a nuestros héroes heridos.Descendimos a poca altura donde identificamos lo que parecieran ser personas acostadas en el suelo y algo que parecían bultos en movimiento. Pensé en una emboscada del enemigo, pero era raro que estos no se ocultaran. Lo que se movía eran animales caminando entre ellos. El piloto de la aeronave tomó las precauciones necesarias y ordenó a los técnicos de vuelo alistar las ametralladoras.
Ordenó máxima disposición de combate, ajustar los protectores y desasegurar el armamento. Los pilotos con las manos sobre los controles, los artilleros, con sus escudos blindados sosteniendo las armas y con el dedo en el disparador y todos, con los ojos puestos sobre lo que se moviera en el horizonte. Descendimos alertas y callados con la adrenalina calcinando el miedo, el sudor corriendo y los corazones palpitando aceleradamente.
Las ráfagas de los rotores apartaban los árboles y agitaban las ramas levantando nubes de polvo y hojas, en diabólicos remolinos. El peligro era latente pero seguíamos vivos, ni un disparo, ni explosiones de bombas, ni gritos, nada. En vuelo lento, casi a ras del suelo, el helicóptero se deslizaba, cual ángel de la noche explorando entre los escombros y las ruinas de una antigua civilización extinta. Con las lámparas alumbrábamos los rincones, las garitas destruidas y el puesto de mando incendiado.
Al bajar, la pegajosa humedad con penetrante y fétido olor entró por las puertas abiertas, donde estaban alertas los artilleros. Nos invadió la desolación y el espectro de la muerte con el vaho de los cadáveres que convertían el aire en nauseabundo gas irrespirable. En el espacio abierto para los deportes yacían los cuerpos (17) de las víctimas de un cruento final, incinerados (5) junto a las trincheras, 8 caídos dentro de las ruinas y 5 ahogados en la orilla del río.
El fuerte viento estremecía a aquellos heroicos patriotas inmolados pero no vencidos, inermes como piedras, cubiertos de harapos y equipo militar destruido. Algunos, con los ojos abiertos en sus pálidos rostros, mostraban su último gesto de dolor y valor. Veíamos como los cuerpos eran empujados por el inevitable viento de la maquina, al mismo tiempo que se empeñaban en detectar cualquier señal del enemigo.
De repente, notamos destellos de luz titilando bajo los escombros y ligeros movimientos. Detuvimos el vuelo de inmediato pensando en un ataque frontal. Los artilleros giraron las ametralladoras. Quietud, máxima alerta y tensión con los nervios a punto de reventar. Solo el rugir de la máquina, el golpeteo de las aspas del rotor pero ningún ruido de armas.
Como sombras surgiendo de tumbas, comenzaron a aproximarse siluetas que arrastraban los pies y levantaban los brazos con actitud de suplicantes zombis. Caminaban e imploraban ayuda. Cuando la fuerte luz del reflector del helicóptero los cubrió, vimos sus fantasmales figuras.
De repente, encontramos lo que habíamos venido a buscar desde el lejano Guaviare, de donde partimos ese día a muchas millas de distancia de jungla al oriente del país, sin saber lo que nos esperaba. Eran los sobrevivientes del exterminio de la Base Militar de Las Delicias, sobre el río Caquetá, así parecieran seres del otro mundo. Solo el brillo de sus ojos lo negaba, el resto era igual: lodo, sangre, sudor y lágrimas.
Aterrizamos casi a las siete de la noche entre las ruinas de la Base Militar de Las Delicias. Caminé hacia los sobrevivientes y me sorprendió un Teniente médico de la Armada acompañado de un enfermero y 22 heridos. Había llegado antes que nosotros subiendo por el río Caquetá desde la Base Naval destacada en la frontera con el Perú. Algunos, en estado grave, tenían no menos de 4 y 5 impactos de bala en distintas partes del cuerpo; otros intentaban caminar aunque no lo conseguían.
Debíamos abordar pronto, pues a lo mejor, el enemigo acechaba cerca. Unos acostados y otros sentados, pero al final no cabían todos en el helicóptero. Prioridad, los más graves Ningún soldado deseaba quedarse a la espera de otro vuelo y confundían al oficial con sus gritos de dolor, pero era inevitable así fuese doloroso. Dejamos los menos afectados para después.
Mi capitán había abastecido el helicóptero con los últimos 50 galones del combustible de la reserva. Arrancamos motores y despegamos mientras yo miraba por la ventanilla a los que se quedaban. En sus ojos se veía el temor y la angustia de soportar por más tiempo el dolor y el miedo de estar en el sitio. Volamos hacia la base de Tres Esquinas. Abordo había una fetidez nauseabunda que emanaba de las heridas descompuestas, la sangre y el sudor de los cuerpos que se mezclaba con el humo del combate.
Sentí habitar en el infierno: Calor, gritos, llantos y el abrazo negro de la noche en el infinito espacio selvático. Al instante perdimos de vista la diferencia entre el cielo y la tierra. Era el panorama de un mundo sin horizontes.
Treinta minutos después.
-“Torre de control Tres Esquinas, Tres Esquinas, Tres Esquinas; helicóptero FAC 4122… FAC 4122…
Siga FAC 4122, este es Tres Esquinas”, contestaron. Informé la hora de llegada y el número de heridos a bordo.
Encontramos el punto de aterrizaje en la oscuridad, señalizado con los precarios medios de iluminación disponible en esa Base Aérea enclavada en medio de la selva. Pronto, aparecieron las alarmantes luces de las ambulancias. Los lamentos de los heridos se mezclaron con las órdenes de los médicos y las enfermeras. Aquel no era el fin de ese dramático rescate. Faltaba trasladarlos a un centro médico con mejores servicios. Transcurrieron 20 minutos cuando, en la negra y profunda bóveda celeste, se escuchó el distintivo rugir de un avión Hércules. No entendíamos cómo podría aterrizar. Estaba sobre nosotros y traía la esperanza de salvación.
De repente, la brillante luz de una bengala abrió un gran hueco en lo alto e iluminó todo el campo. El avión apareció en el centro del resplandor, suspendido en el aire, cual musculoso y alado dios griego que acude a proteger a sus jóvenes guerreros. Su silueta giró contrastando con el oscuro fondo del espacio y se posó en tierra mostrando el brillo de sus hélices que reflejaban la intensa luz de la bengala.
Al tocar tierra, el avión celebró su llegada con el chillido de las ruedas que despedían el humo del caucho quemado por el pavimento y el tronar de sus motores puestos en la máxima potencia de los reversibles para contener la veloz mole salvadora. Todos nos unimos a la celebración, con gritos de espontáneo júbilo. Lo habían logrado y los heridos se salvarían, a la media noche llegarían al Hospital Militar de Bogotá. Exhaustos respiramos satisfechos por la misión cumplida en aquel fatídico día.
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sábado, 16 de enero de 2010
La Cancillería debe puntualizar acerca del cuento chino de las “bases gringas”
Es inconcebible la inconsecuencia de los medios de comunicación y el país en general, frente a las persistentes agresiones contra Colombia por parte del Foro de Sao Paulo, el Alba, Unasur, “colombianos por la paz”, y el Movimiento Continental Bolivariano.
Ni los generadores de opinión, ni la dirigencia empresarial, ni la academia, ni el gobierno parecieran tener claridad alrededor de un tema sensible y preocupante para el futuro del país. Mientras los conjurados urden un plan sincronizado, tendiente a dar estatus de beligerancia a las Farc, imponer un gobierno títere a Chávez, Correa, y Lula, incluido el uso de la fuerza si fuere necesario; todavía pululan los despistados que creen que Correa se volvió buena persona, que Lula no tiene nada que ver en el complot y que Chávez es solo un bocón.
En contraste, los hechos demuestran la realidad de los planes de la izquierda pro terrorista orientada desde el Foro de Sao Paulo. Pese a que el gobierno colombiano ha aclarado ante muchos escenarios nacionales e internacionales que no habrá “bases gringas” en Colombia, sino presencia militar norteamericana, de manera coincidente con lo que dicen las Farc en sus comunicados y en su web, los gobiernos de Unasur y los socios de Lula en Latinoamérica, de manera desafiante e irrespetuosa con Colombia, citan a cada rato, el tema y resarcen que las “bases militares gringas” en Colombia son una amenaza para la estabilidad de la región.
Al unísono Lula azuza a Chávez para que utilice la fuerza contra Colombia, porque sabe que el sería el mediador, el pacifista y el ganador del Premio Nobel de Paz, por zanjar las diferencias, pero claro, luego de legitimar a las Farc y de hundir a Colombia en el fango del socialismo del siglo XXI.
Por su parte, las Farc en contubernio con el Movimiento Continental Bolivariano y los mal llamados “Colombianos por la paz”, engañan a los familiares de los secuestrados con falsas promesas de liberación, mientras acomodan cada secuestrado a las conveniencias del Plan Estratégico.
El asunto medular, es que detrás de la desinformación y la verborrea, hay un proyecto estratégico del comunismo cubano sobre el continente, para lo cual cuenta con la complicidad de los gobiernos de Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, El Salvador y Bolivia.
Pero la incredulidad de los miopes es superior a la realidad de la agresión. Sesudos analistas colombianos, ven y escuchan a diario las barbaridades que ejecuta Chávez contra su pueblo y las libertades individuales en Venezuela, paralelas con la innegable y evidente preparación de una gigantesca operación militar contra Colombia diseñada en el Plan Guaicapuro que incluye la legitimación y apoyo a las Farc para su ofensiva final, con el apoyo de Ecuador y Nicaragua.
Sin embargo, presas de una estupidez rayana, estos analistas y comentaristas de opinión política, dudan, especulan y en últimas no creen que Chávez y los demás comunistas, sean capaces de acometer esa empresa contra la institucionalidad colombiana.
A ellos se suman los politiqueros de siempre. Ineptos ex mandatarios como Ernesto Samper, Andrés Pastrana y César Gaviria, están más preocupados por sacar a Uribe de la casa de Nariño para ubicar a uno de sus comodines, que en la gravedad del asunto. Las altas cortes o están permeadas por casos de corrupción o están convertidas en partido de oposición, para cumplir órdenes a uno de esos tres caciques.
La juventud está desorientada. Los gremios de la producción parecieran no tener claridad que lo que está en juego es la continuidad de la libre empresa y del sistema político vigente. Los congresistas ni se dan por entendidos, que dentro de las dos cámaras hay estafetas de las Farc dedicados a socavar la institucionalidad y a preparar el camino de la legitimación de los terroristas.
Los medios de comunicación están inmersos en el mar de desinformación, pero sobre todo fuera de foco. Da la sensación que desconocen el Plan Estratégico de las Farc y las intenciones del Foro de Sao Paulo, por lo tanto, no tienen un panorama claro frente a la compleja y grave agresión que se desarrolla contra Colombia y su futuro integral como nación libre, soberana e independiente.
Entretanto, los mismos mamertos que en Colombia apoyan el terrorismo y multiplican el odio anti yanqui, a menudo, viajan a los Estados Unidos y Canadá a promover que no haya TLC con Colombia y a denunciar supuestas persecuciones contra sindicalistas, pero nunca dicen que en los sindicatos hay varios terroristas de las Farc dedicados a destruir al economía nacional.
Esto indica que utilizan todas las formas de lucha para destruir el odiado capitalismo, e ingenuos, algunos de los demócratas izquierdistas del congreso estadounidense y unos académicos despistados, caen en la red del juego articulado por las Farc y del Foro de Sao Paulo, al escuchar y multiplicar los planteamientos pro farianos de los “opositores” al gobierno Uribe, que como lobos con piel de oveja, asestan puñaladas traicioneras a su “enemigo de clase” en Colombia y en Estados Unidos.
En síntesis, hay un complot en desarrollo mientras que la desinformación, el desconocimiento y la ausencia de claridad, favorecen a los conjurados, que a diario manipulan la información, pretenden legitimar a las Farc y preparan una agresión militar sincronizada en el Plan Guaicapuro.
Por estas razones y muchas más de fondo, es que el indio cocalero boliviano , el canciller brasileño y las Farc insisten en las “bases gringas en Colombia”, Chávez inventa una agresión del “imperio” contra Venezuela, y en apariencia Ortega y Correa guardan silencio y aparente amistad con Colombia, mientras tejen los hilos de la trama para la agresión sincronizada.
Al mismo tiempo el obispo rojo en el Paraguay, Mujica en Uruguay, Funes en El Salvador y la dictadura cubana, articulan el plan propagandístico continental para completar el proyecto, del cual las Farc ahora son una parte y no el eje central.
Esa es la explicación porqué los terroristas y sus cómplices insisten en el tema de las “bases gringas” en Colombia…..
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
www.luisvillamarin.com
Analista de asuntos estratégicos
Ni los generadores de opinión, ni la dirigencia empresarial, ni la academia, ni el gobierno parecieran tener claridad alrededor de un tema sensible y preocupante para el futuro del país. Mientras los conjurados urden un plan sincronizado, tendiente a dar estatus de beligerancia a las Farc, imponer un gobierno títere a Chávez, Correa, y Lula, incluido el uso de la fuerza si fuere necesario; todavía pululan los despistados que creen que Correa se volvió buena persona, que Lula no tiene nada que ver en el complot y que Chávez es solo un bocón.
En contraste, los hechos demuestran la realidad de los planes de la izquierda pro terrorista orientada desde el Foro de Sao Paulo. Pese a que el gobierno colombiano ha aclarado ante muchos escenarios nacionales e internacionales que no habrá “bases gringas” en Colombia, sino presencia militar norteamericana, de manera coincidente con lo que dicen las Farc en sus comunicados y en su web, los gobiernos de Unasur y los socios de Lula en Latinoamérica, de manera desafiante e irrespetuosa con Colombia, citan a cada rato, el tema y resarcen que las “bases militares gringas” en Colombia son una amenaza para la estabilidad de la región.
Al unísono Lula azuza a Chávez para que utilice la fuerza contra Colombia, porque sabe que el sería el mediador, el pacifista y el ganador del Premio Nobel de Paz, por zanjar las diferencias, pero claro, luego de legitimar a las Farc y de hundir a Colombia en el fango del socialismo del siglo XXI.
Por su parte, las Farc en contubernio con el Movimiento Continental Bolivariano y los mal llamados “Colombianos por la paz”, engañan a los familiares de los secuestrados con falsas promesas de liberación, mientras acomodan cada secuestrado a las conveniencias del Plan Estratégico.
El asunto medular, es que detrás de la desinformación y la verborrea, hay un proyecto estratégico del comunismo cubano sobre el continente, para lo cual cuenta con la complicidad de los gobiernos de Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, El Salvador y Bolivia.
Pero la incredulidad de los miopes es superior a la realidad de la agresión. Sesudos analistas colombianos, ven y escuchan a diario las barbaridades que ejecuta Chávez contra su pueblo y las libertades individuales en Venezuela, paralelas con la innegable y evidente preparación de una gigantesca operación militar contra Colombia diseñada en el Plan Guaicapuro que incluye la legitimación y apoyo a las Farc para su ofensiva final, con el apoyo de Ecuador y Nicaragua.
Sin embargo, presas de una estupidez rayana, estos analistas y comentaristas de opinión política, dudan, especulan y en últimas no creen que Chávez y los demás comunistas, sean capaces de acometer esa empresa contra la institucionalidad colombiana.
A ellos se suman los politiqueros de siempre. Ineptos ex mandatarios como Ernesto Samper, Andrés Pastrana y César Gaviria, están más preocupados por sacar a Uribe de la casa de Nariño para ubicar a uno de sus comodines, que en la gravedad del asunto. Las altas cortes o están permeadas por casos de corrupción o están convertidas en partido de oposición, para cumplir órdenes a uno de esos tres caciques.
La juventud está desorientada. Los gremios de la producción parecieran no tener claridad que lo que está en juego es la continuidad de la libre empresa y del sistema político vigente. Los congresistas ni se dan por entendidos, que dentro de las dos cámaras hay estafetas de las Farc dedicados a socavar la institucionalidad y a preparar el camino de la legitimación de los terroristas.
Los medios de comunicación están inmersos en el mar de desinformación, pero sobre todo fuera de foco. Da la sensación que desconocen el Plan Estratégico de las Farc y las intenciones del Foro de Sao Paulo, por lo tanto, no tienen un panorama claro frente a la compleja y grave agresión que se desarrolla contra Colombia y su futuro integral como nación libre, soberana e independiente.
Entretanto, los mismos mamertos que en Colombia apoyan el terrorismo y multiplican el odio anti yanqui, a menudo, viajan a los Estados Unidos y Canadá a promover que no haya TLC con Colombia y a denunciar supuestas persecuciones contra sindicalistas, pero nunca dicen que en los sindicatos hay varios terroristas de las Farc dedicados a destruir al economía nacional.
Esto indica que utilizan todas las formas de lucha para destruir el odiado capitalismo, e ingenuos, algunos de los demócratas izquierdistas del congreso estadounidense y unos académicos despistados, caen en la red del juego articulado por las Farc y del Foro de Sao Paulo, al escuchar y multiplicar los planteamientos pro farianos de los “opositores” al gobierno Uribe, que como lobos con piel de oveja, asestan puñaladas traicioneras a su “enemigo de clase” en Colombia y en Estados Unidos.
En síntesis, hay un complot en desarrollo mientras que la desinformación, el desconocimiento y la ausencia de claridad, favorecen a los conjurados, que a diario manipulan la información, pretenden legitimar a las Farc y preparan una agresión militar sincronizada en el Plan Guaicapuro.
Por estas razones y muchas más de fondo, es que el indio cocalero boliviano , el canciller brasileño y las Farc insisten en las “bases gringas en Colombia”, Chávez inventa una agresión del “imperio” contra Venezuela, y en apariencia Ortega y Correa guardan silencio y aparente amistad con Colombia, mientras tejen los hilos de la trama para la agresión sincronizada.
Al mismo tiempo el obispo rojo en el Paraguay, Mujica en Uruguay, Funes en El Salvador y la dictadura cubana, articulan el plan propagandístico continental para completar el proyecto, del cual las Farc ahora son una parte y no el eje central.
Esa es la explicación porqué los terroristas y sus cómplices insisten en el tema de las “bases gringas” en Colombia…..
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
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Analista de asuntos estratégicos
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domingo, 10 de enero de 2010
El propósito de "Colombianos por la paz" es lograr estatus de beligerancia para las Farc
Por coronel Luis Alberto Villamarin Pulido el 10 de Enero 2010 4:42 PM
La manipulación de las Farc para liberar al cabo Moncayo tiene una explicación precisa y hace parte del plan B orquestado para finales de diciembre pasado. El plan A para dejar en libertad al suboficial, se realizaría con la complicidad de los gobiernos de Brasil y Argentina, así como la calculada intervención de Monseñor Castrillón en Roma, mas la simultánea publicación en Suecia del video de los "campesinos farianos".
La trama era perfecta y coincidía con el fin de año, cuando el espíritu navideño relaja un poco las actitudes políticas e induce a conciliar. Algo similar a la pantomima de la fallida liberación del niño Emmanuel hace un par de años.
Mediante esta jugada, las Farc pretendían utilizar el secuestro del gobernador del Caquetá como el medio de presión, para que Europa por intermediación del Vaticano les quitara el rótulo de terroristas, y así Lula, Chávez y el resto del "combo fariano" les concederían estatus de beligerancia, embajadas en sus países y total reconocimiento político.
En forma premeditada, días antes se reunió en Caracas el Movimiento Continental Bolivariano de las Farc, cuyos cabecillas expresaron abierta simpatía por el brazo armado del Partido Comunista Colombiano, con la venia de los gobernantes de los países comprometidos en una asociación para delinquir, que por enésima vez guardaron silencio frente a esta realidad geopolítica y estratégica que atenta contra la integridad institucional colombiana.
Desde luego, Chávez continuó con la amenaza de guerra y la farsa de vender la idea que la víctima es Venezuela, para justificar cualquier agresión posterior surgida de su gobierno, ya que no le funcionó la provocación de guerra contra Colombia, con la destrucción de tres puentes ubicados en pasos fronterizos.
Por esa razón, cuando dijo que las liberaciones demorarían mas de lo previsto, Piedad Córdoba no solo se integró a la reiterada manipulación y al premeditado plan fariano, sino que desautorizó a Monseñor Córdoba, quien por iluso se convirtió en ficha del plan A de las Farc y sus camaradas, cayó en la trampa y puso en entredicho tanto su credibilidad, como su seriedad, no ajena al consuetudinario deseo de figuración de sus antecesores en asuntos de mediación, para tomar algún contacto con el grupo terrorista.
Pero a los conjurados les falló el plan A. El gobernador del Caquetá fue degollado. El mundo entero se les vino encima a las Farc. Sus socios de Venezuela, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay, no los cuestionaron en público, pero se quedaron sin aire. El canciller brasileño Amorín que hacía parte de la conjura y coordinaba la filigrana internacional de apoyo a las Farc tanto con Olivo Saldaña en Brasilia como con sus embajadores en Europa, se vio obligado a retirar a un emisario de Bogotá y a guardar silencio discreto.
De inmediato, las Farc y sus socios activaron el Plan B. El partido Comunista Argentino, con el aval del gobierno de Cristina Kirchner, publicó en Buenos Aires la película filmada en Venezuela cerca a uno de los campamentos de Iván Márquez, la que también pretenden presentar en Suecia.
Pero, una vez mas les falló lo planeado, porque la Cancillería colombiana puso el grito en el cielo e instó por primera vez a los embajadores, a que actúen en consecuencia y eviten la audaz propaganda terrorista.
Entonces, Alfonso Cano sacó a relucir sus cartas. Puso al descubierto que los nexos de los comunistas argentinos con las Farc están en pie, y dejó traslucir, que a diferencia de la apatía del cuerpo diplomático colombiano acreditado en Estocolmo, los terroristas de civil que circulan por Europa ya contactaron al gobierno sueco, muy sensible por cierto a los temas humanitarios; los convencieron que son simples campesinos y no narcoterroristas, razón por la cual este país sería el mediador ideal para liberar a Moncayo.
Dicha mediación generaría la "sorpresiva" reacción favorable a las Farc por parte de los gobiernos del socialismo del siglo XXI en el hemisferio, para forzar la falsa negociación de paz, a partir del canje humanitario y el estatus de beligerancia de las Farc.
Esa negociación de paz sería falsa, pues el dogmatismo marxista-leninista, indica que para las Farc y sus socios del Foro de Sao Paulo, solo habrá paz en Colombia cuando los terroristas tengan el poder político en Colombia y hayan impuesto una dictadura comunista afín a Chávez, Morales, Lula etc.
Por lo tanto, "Colombianos por la paz" grupo del que hacen parte varios miembros del Partido Comunista Clandestino de las Farc, amparados en las bondades de la democracia que pretenden degollar como hicieron con el gobernador del Caquetá; solo busca la legitimación política de las Farc no la liberación de los secuestrados.
Este grupo del que también hacen parte varios idiotas útiles de las Farc, que ansiosos por sacar a Uribe e impedir su reelección, obran como marionetas de los terroristas; actúa en consonancia con el Foro de Sao Paulo, el Movimiento Continental Bolivariano, los proyectos del Plan Renacer de las Farc y los "coincidentes planteamientos" de los camaradas del semanario Voz, órgano de difusión oficial del Partido Comunista Colombiano.
En ese orden de ideas, la militancia de Alán Jara en Colombianos por la Paz no es gratuita. El, Sigifredo López, Luis Eladio Pérez y Gechem fueron liberados con instrucciones precisas de hacer campaña para el Congreso, conseguir la curul y presionar desde allí el acuerdo humanitario, para lograr el siguiente paso del estatus de beligerancia fariana.
No hay lugar para ser tan ingenuos al pensar que un grupo terrorista que masacra sin compasión a once magistrados y luego miente con total cinismo, que secuestra y degüella a un gobernador, que juega con el dolor de la madre del mayor Guevara, que envenena acueductos municipales, que lanza cilindros contra una capilla llena de feligreses en Bojayá, que incendia automotores con ocupantes adentro, que masacra a 33 campesinos en La Gabarra, que fusila a sus compinches, que trafica coca y que ha mentido tantas veces, hubiera liberado a los dirigentes políticos enunciados, sin haberlos comprometido a nada.
Además, sería muy ingenuo creer que esas liberaciones fueron de buena fe, cuando han manipulado tanto con la liberación del cabo Moncayo y los demás secuestrados.
Un indicio de esta realidad, es que recién liberado Eladio Pérez hablaba incansable que tenía la fórmula secreta para el intercambio humanitario con participación de varios gobiernos, pero pocos días después de su liberación murió Raúl Reyes y en los computadores que le incautaron, quedó demostrado que el audaz plan de paz de Pérez, no era más que la imposición a este mensajero casual, de lo acordado por Chávez e Iván Márquez en el Palacio de Miraflores,
En síntesis, La propuesta de poner a Suecia como mediador obedece a buscar que la Unión Europea con participación incluida del Vaticano, retire el rótulo de terroristas a las Farc, mientras "Colombianos por la paz", sigue inmerso en el objetivo para el cual lo crearon los comisarios políticos de las Farc, es decir, buscar el estatus de beligerancia para los terroristas.
Esto explica las declaraciones de Iván Cepeda cuando dice que con el degüello del Gobernador del Caquetá, las Farc no son terroristas sino que cometieron un crimen de guerra, es decir que desde esa óptica son un ejército.
Tal posición coincide con los expuesto por los terroristas reunidos en Caracas con el nombre de Movimiento Continental Bolivariano, el silencio cómplice de los mandatarios de Unasur vinculados al socialismo del siglo XXI, la continua amenaza de Chávez contra Colombia, y el desespero de las Farc por conseguir estatus político, antes que los aviones Super-tucano terminen de eliminar a sus cabecillas.
De remate, ya las Farc no actúan solas. Su operatividad va en consonancia con un impulso internacional, del cual hacen parte los miembros del Foro de Sao Paulo y todos los comunistas latinoamericanos, pero por desgracia, los afectados tanto en Colombia como en Estados Unidos no quieren ver así.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
www.luisvillamarin.com
La manipulación de las Farc para liberar al cabo Moncayo tiene una explicación precisa y hace parte del plan B orquestado para finales de diciembre pasado. El plan A para dejar en libertad al suboficial, se realizaría con la complicidad de los gobiernos de Brasil y Argentina, así como la calculada intervención de Monseñor Castrillón en Roma, mas la simultánea publicación en Suecia del video de los "campesinos farianos".
La trama era perfecta y coincidía con el fin de año, cuando el espíritu navideño relaja un poco las actitudes políticas e induce a conciliar. Algo similar a la pantomima de la fallida liberación del niño Emmanuel hace un par de años.
Mediante esta jugada, las Farc pretendían utilizar el secuestro del gobernador del Caquetá como el medio de presión, para que Europa por intermediación del Vaticano les quitara el rótulo de terroristas, y así Lula, Chávez y el resto del "combo fariano" les concederían estatus de beligerancia, embajadas en sus países y total reconocimiento político.
En forma premeditada, días antes se reunió en Caracas el Movimiento Continental Bolivariano de las Farc, cuyos cabecillas expresaron abierta simpatía por el brazo armado del Partido Comunista Colombiano, con la venia de los gobernantes de los países comprometidos en una asociación para delinquir, que por enésima vez guardaron silencio frente a esta realidad geopolítica y estratégica que atenta contra la integridad institucional colombiana.
Desde luego, Chávez continuó con la amenaza de guerra y la farsa de vender la idea que la víctima es Venezuela, para justificar cualquier agresión posterior surgida de su gobierno, ya que no le funcionó la provocación de guerra contra Colombia, con la destrucción de tres puentes ubicados en pasos fronterizos.
Por esa razón, cuando dijo que las liberaciones demorarían mas de lo previsto, Piedad Córdoba no solo se integró a la reiterada manipulación y al premeditado plan fariano, sino que desautorizó a Monseñor Córdoba, quien por iluso se convirtió en ficha del plan A de las Farc y sus camaradas, cayó en la trampa y puso en entredicho tanto su credibilidad, como su seriedad, no ajena al consuetudinario deseo de figuración de sus antecesores en asuntos de mediación, para tomar algún contacto con el grupo terrorista.
Pero a los conjurados les falló el plan A. El gobernador del Caquetá fue degollado. El mundo entero se les vino encima a las Farc. Sus socios de Venezuela, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay, no los cuestionaron en público, pero se quedaron sin aire. El canciller brasileño Amorín que hacía parte de la conjura y coordinaba la filigrana internacional de apoyo a las Farc tanto con Olivo Saldaña en Brasilia como con sus embajadores en Europa, se vio obligado a retirar a un emisario de Bogotá y a guardar silencio discreto.
De inmediato, las Farc y sus socios activaron el Plan B. El partido Comunista Argentino, con el aval del gobierno de Cristina Kirchner, publicó en Buenos Aires la película filmada en Venezuela cerca a uno de los campamentos de Iván Márquez, la que también pretenden presentar en Suecia.
Pero, una vez mas les falló lo planeado, porque la Cancillería colombiana puso el grito en el cielo e instó por primera vez a los embajadores, a que actúen en consecuencia y eviten la audaz propaganda terrorista.
Entonces, Alfonso Cano sacó a relucir sus cartas. Puso al descubierto que los nexos de los comunistas argentinos con las Farc están en pie, y dejó traslucir, que a diferencia de la apatía del cuerpo diplomático colombiano acreditado en Estocolmo, los terroristas de civil que circulan por Europa ya contactaron al gobierno sueco, muy sensible por cierto a los temas humanitarios; los convencieron que son simples campesinos y no narcoterroristas, razón por la cual este país sería el mediador ideal para liberar a Moncayo.
Dicha mediación generaría la "sorpresiva" reacción favorable a las Farc por parte de los gobiernos del socialismo del siglo XXI en el hemisferio, para forzar la falsa negociación de paz, a partir del canje humanitario y el estatus de beligerancia de las Farc.
Esa negociación de paz sería falsa, pues el dogmatismo marxista-leninista, indica que para las Farc y sus socios del Foro de Sao Paulo, solo habrá paz en Colombia cuando los terroristas tengan el poder político en Colombia y hayan impuesto una dictadura comunista afín a Chávez, Morales, Lula etc.
Por lo tanto, "Colombianos por la paz" grupo del que hacen parte varios miembros del Partido Comunista Clandestino de las Farc, amparados en las bondades de la democracia que pretenden degollar como hicieron con el gobernador del Caquetá; solo busca la legitimación política de las Farc no la liberación de los secuestrados.
Este grupo del que también hacen parte varios idiotas útiles de las Farc, que ansiosos por sacar a Uribe e impedir su reelección, obran como marionetas de los terroristas; actúa en consonancia con el Foro de Sao Paulo, el Movimiento Continental Bolivariano, los proyectos del Plan Renacer de las Farc y los "coincidentes planteamientos" de los camaradas del semanario Voz, órgano de difusión oficial del Partido Comunista Colombiano.
En ese orden de ideas, la militancia de Alán Jara en Colombianos por la Paz no es gratuita. El, Sigifredo López, Luis Eladio Pérez y Gechem fueron liberados con instrucciones precisas de hacer campaña para el Congreso, conseguir la curul y presionar desde allí el acuerdo humanitario, para lograr el siguiente paso del estatus de beligerancia fariana.
No hay lugar para ser tan ingenuos al pensar que un grupo terrorista que masacra sin compasión a once magistrados y luego miente con total cinismo, que secuestra y degüella a un gobernador, que juega con el dolor de la madre del mayor Guevara, que envenena acueductos municipales, que lanza cilindros contra una capilla llena de feligreses en Bojayá, que incendia automotores con ocupantes adentro, que masacra a 33 campesinos en La Gabarra, que fusila a sus compinches, que trafica coca y que ha mentido tantas veces, hubiera liberado a los dirigentes políticos enunciados, sin haberlos comprometido a nada.
Además, sería muy ingenuo creer que esas liberaciones fueron de buena fe, cuando han manipulado tanto con la liberación del cabo Moncayo y los demás secuestrados.
Un indicio de esta realidad, es que recién liberado Eladio Pérez hablaba incansable que tenía la fórmula secreta para el intercambio humanitario con participación de varios gobiernos, pero pocos días después de su liberación murió Raúl Reyes y en los computadores que le incautaron, quedó demostrado que el audaz plan de paz de Pérez, no era más que la imposición a este mensajero casual, de lo acordado por Chávez e Iván Márquez en el Palacio de Miraflores,
En síntesis, La propuesta de poner a Suecia como mediador obedece a buscar que la Unión Europea con participación incluida del Vaticano, retire el rótulo de terroristas a las Farc, mientras "Colombianos por la paz", sigue inmerso en el objetivo para el cual lo crearon los comisarios políticos de las Farc, es decir, buscar el estatus de beligerancia para los terroristas.
Esto explica las declaraciones de Iván Cepeda cuando dice que con el degüello del Gobernador del Caquetá, las Farc no son terroristas sino que cometieron un crimen de guerra, es decir que desde esa óptica son un ejército.
Tal posición coincide con los expuesto por los terroristas reunidos en Caracas con el nombre de Movimiento Continental Bolivariano, el silencio cómplice de los mandatarios de Unasur vinculados al socialismo del siglo XXI, la continua amenaza de Chávez contra Colombia, y el desespero de las Farc por conseguir estatus político, antes que los aviones Super-tucano terminen de eliminar a sus cabecillas.
De remate, ya las Farc no actúan solas. Su operatividad va en consonancia con un impulso internacional, del cual hacen parte los miembros del Foro de Sao Paulo y todos los comunistas latinoamericanos, pero por desgracia, los afectados tanto en Colombia como en Estados Unidos no quieren ver así.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
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El propósito de "Colombianos por la paz" es lograr estatus de beligerancia para las Farc
La manipulación de las Farc para liberar al cabo Moncayo tiene una explicación precisa y hace parte del plan B orquestado para finales de diciembre pasado. El plan A para dejar en libertad al suboficial, se realizaría con la complicidad de los gobiernos de Brasil y Argentina, así como la calculada intervención de Monseñor Castrillón en Roma, mas la simultánea publicación en Suecia del video de los "campesinos farianos".
La trama era perfecta y coincidía con el fin de año, cuando el espíritu navideño relaja un poco las actitudes políticas e induce a conciliar. Algo similar a la pantomima de la fallida liberación del niño Emmanuel hace un par de años.
Mediante esta jugada, las Farc pretendían utilizar el secuestro del gobernador del Caquetá como el medio de presión, para que Europa por intermediación del Vaticano les quitara el rótulo de terroristas, y así Lula, Chávez y el resto del "combo fariano" les concederían estatus de beligerancia, embajadas en sus países y total reconocimiento político.
En forma premeditada, días antes se reunió en Caracas el Movimiento Continental Bolivariano de las Farc, cuyos cabecillas expresaron abierta simpatía por el brazo armado del Partido Comunista Colombiano, con la venia de los gobernantes de los países comprometidos en una asociación para delinquir, que por enésima vez guardaron silencio frente a esta realidad geopolítica y estratégica que atenta contra la integridad institucional colombiana.
Desde luego, Chávez continuó con la amenaza de guerra y la farsa de vender la idea que la víctima es Venezuela, para justificar cualquier agresión posterior surgida de su gobierno, ya que no le funcionó la provocación de guerra contra Colombia, con la destrucción de tres puentes ubicados en pasos fronterizos.
Por esa razón, cuando dijo que las liberaciones demorarían mas de lo previsto, Piedad Córdoba no solo se integró a la reiterada manipulación y al premeditado plan fariano, sino que desautorizó a Monseñor Córdoba, quien por iluso se convirtió en ficha del plan A de las Farc y sus camaradas, cayó en la trampa y puso en entredicho tanto su credibilidad, como su seriedad, no ajena al consuetudinario deseo de figuración de sus antecesores en asuntos de mediación, para tomar algún contacto con el grupo terrorista.
Pero a los conjurados les falló el plan A. El gobernador del Caquetá fue degollado. El mundo entero se les vino encima a las Farc. Sus socios de Venezuela, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay, no los cuestionaron en público, pero se quedaron sin aire. El canciller brasileño Amorín que hacía parte de la conjura y coordinaba la filigrana internacional de apoyo a las Farc tanto con Olivo Saldaña en Brasilia como con sus embajadores en Europa, se vio obligado a retirar a un emisario de Bogotá y a guardar silencio discreto.
De inmediato, las Farc y sus socios activaron el Plan B. El partido Comunista Argentino, con el aval del gobierno de Cristina Kirchner, publicó en Buenos Aires la película filmada en Venezuela cerca a uno de los campamentos de Iván Márquez, la que también pretenden presentar en Suecia.
Pero, una vez mas les falló lo planeado, porque la Cancillería colombiana puso el grito en el cielo e instó por primera vez a los embajadores, a que actúen en consecuencia y eviten la audaz propaganda terrorista.
Entonces, Alfonso Cano sacó a relucir sus cartas. Puso al descubierto que los nexos de los comunistas argentinos con las Farc están en pie, y dejó traslucir, que a diferencia de la apatía del cuerpo diplomático colombiano acreditado en Estocolmo, los terroristas de civil que circulan por Europa ya contactaron al gobierno sueco, muy sensible por cierto a los temas humanitarios; los convencieron que son simples campesinos y no narcoterroristas, razón por la cual este país sería el mediador ideal para liberar a Moncayo.
Dicha mediación generaría la "sorpresiva" reacción favorable a las Farc por parte de los gobiernos del socialismo del siglo XXI en el hemisferio, para forzar la falsa negociación de paz, a partir del canje humanitario y el estatus de beligerancia de las Farc.
Esa negociación de paz sería falsa, pues el dogmatismo marxista-leninista, indica que para las Farc y sus socios del Foro de Sao Paulo, solo habrá paz en Colombia cuando los terroristas tengan el poder político en Colombia y hayan impuesto una dictadura comunista afín a Chávez, Morales, Lula etc.
Por lo tanto, "Colombianos por la paz" grupo del que hacen parte varios miembros del Partido Comunista Clandestino de las Farc, amparados en las bondades de la democracia que pretenden degollar como hicieron con el gobernador del Caquetá; solo busca la legitimación política de las Farc no la liberación de los secuestrados.
Este grupo del que también hacen parte varios idiotas útiles de las Farc, que ansiosos por sacar a Uribe e impedir su reelección, obran como marionetas de los terroristas; actúa en consonancia con el Foro de Sao Paulo, el Movimiento Continental Bolivariano, los proyectos del Plan Renacer de las Farc y los "coincidentes planteamientos" de los camaradas del semanario Voz, órgano de difusión oficial del Partido Comunista Colombiano.
En ese orden de ideas, la militancia de Alán Jara en Colombianos por la Paz no es gratuita. El, Sigifredo López, Luis Eladio Pérez y Gechem fueron liberados con instrucciones precisas de hacer campaña para el Congreso, conseguir la curul y presionar desde allí el acuerdo humanitario, para lograr el siguiente paso del estatus de beligerancia fariana.
No hay lugar para ser tan ingenuos al pensar que un grupo terrorista que masacra sin compasión a once magistrados y luego miente con total cinismo, que secuestra y degüella a un gobernador, que juega con el dolor de la madre del mayor Guevara, que envenena acueductos municipales, que lanza cilindros contra una capilla llena de feligreses en Bojayá, que incendia automotores con ocupantes adentro, que masacra a 33 campesinos en La Gabarra, que fusila a sus compinches, que trafica coca y que ha mentido tantas veces, hubiera liberado a los dirigentes políticos enunciados, sin haberlos comprometido a nada.
Además, sería muy ingenuo creer que esas liberaciones fueron de buena fe, cuando han manipulado tanto con la liberación del cabo Moncayo y los demás secuestrados.
Un indicio de esta realidad, es que recién liberado Eladio Pérez hablaba incansable que tenía la fórmula secreta para el intercambio humanitario con participación de varios gobiernos, pero pocos días después de su liberación murió Raúl Reyes y en los computadores que le incautaron, quedó demostrado que el audaz plan de paz de Pérez, no era más que la imposición a este mensajero casual, de lo acordado por Chávez e Iván Márquez en el Palacio de Miraflores,
En síntesis, La propuesta de poner a Suecia como mediador obedece a buscar que la Unión Europea con participación incluida del Vaticano, retire el rótulo de terroristas a las Farc, mientras "Colombianos por la paz", sigue inmerso en el objetivo para el cual lo crearon los comisarios políticos de las Farc, es decir, buscar el estatus de beligerancia para los terroristas.
Esto explica las declaraciones de Iván Cepeda cuando dice que con el degüello del Gobernador del Caquetá, las Farc no son terroristas sino que cometieron un crimen de guerra, es decir que desde esa óptica son un ejército.
Tal posición coincide con los expuesto por los terroristas reunidos en Caracas con el nombre de Movimiento Continental Bolivariano, el silencio cómplice de los mandatarios de Unasur vinculados al socialismo del siglo XXI, la continua amenaza de Chávez contra Colombia, y el desespero de las Farc por conseguir estatus político, antes que los aviones Super-tucano terminen de eliminar a sus cabecillas.
De remate, ya las Farc no actúan solas. Su operatividad va en consonancia con un impulso internacional, del cual hacen parte los miembros del Foro de Sao Paulo y todos los comunistas latinoamericanos, pero por desgracia, los afectados tanto en Colombia como en Estados Unidos no quieren ver así.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
www.luisvillamarin.com
La trama era perfecta y coincidía con el fin de año, cuando el espíritu navideño relaja un poco las actitudes políticas e induce a conciliar. Algo similar a la pantomima de la fallida liberación del niño Emmanuel hace un par de años.
Mediante esta jugada, las Farc pretendían utilizar el secuestro del gobernador del Caquetá como el medio de presión, para que Europa por intermediación del Vaticano les quitara el rótulo de terroristas, y así Lula, Chávez y el resto del "combo fariano" les concederían estatus de beligerancia, embajadas en sus países y total reconocimiento político.
En forma premeditada, días antes se reunió en Caracas el Movimiento Continental Bolivariano de las Farc, cuyos cabecillas expresaron abierta simpatía por el brazo armado del Partido Comunista Colombiano, con la venia de los gobernantes de los países comprometidos en una asociación para delinquir, que por enésima vez guardaron silencio frente a esta realidad geopolítica y estratégica que atenta contra la integridad institucional colombiana.
Desde luego, Chávez continuó con la amenaza de guerra y la farsa de vender la idea que la víctima es Venezuela, para justificar cualquier agresión posterior surgida de su gobierno, ya que no le funcionó la provocación de guerra contra Colombia, con la destrucción de tres puentes ubicados en pasos fronterizos.
Por esa razón, cuando dijo que las liberaciones demorarían mas de lo previsto, Piedad Córdoba no solo se integró a la reiterada manipulación y al premeditado plan fariano, sino que desautorizó a Monseñor Córdoba, quien por iluso se convirtió en ficha del plan A de las Farc y sus camaradas, cayó en la trampa y puso en entredicho tanto su credibilidad, como su seriedad, no ajena al consuetudinario deseo de figuración de sus antecesores en asuntos de mediación, para tomar algún contacto con el grupo terrorista.
Pero a los conjurados les falló el plan A. El gobernador del Caquetá fue degollado. El mundo entero se les vino encima a las Farc. Sus socios de Venezuela, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay, no los cuestionaron en público, pero se quedaron sin aire. El canciller brasileño Amorín que hacía parte de la conjura y coordinaba la filigrana internacional de apoyo a las Farc tanto con Olivo Saldaña en Brasilia como con sus embajadores en Europa, se vio obligado a retirar a un emisario de Bogotá y a guardar silencio discreto.
De inmediato, las Farc y sus socios activaron el Plan B. El partido Comunista Argentino, con el aval del gobierno de Cristina Kirchner, publicó en Buenos Aires la película filmada en Venezuela cerca a uno de los campamentos de Iván Márquez, la que también pretenden presentar en Suecia.
Pero, una vez mas les falló lo planeado, porque la Cancillería colombiana puso el grito en el cielo e instó por primera vez a los embajadores, a que actúen en consecuencia y eviten la audaz propaganda terrorista.
Entonces, Alfonso Cano sacó a relucir sus cartas. Puso al descubierto que los nexos de los comunistas argentinos con las Farc están en pie, y dejó traslucir, que a diferencia de la apatía del cuerpo diplomático colombiano acreditado en Estocolmo, los terroristas de civil que circulan por Europa ya contactaron al gobierno sueco, muy sensible por cierto a los temas humanitarios; los convencieron que son simples campesinos y no narcoterroristas, razón por la cual este país sería el mediador ideal para liberar a Moncayo.
Dicha mediación generaría la "sorpresiva" reacción favorable a las Farc por parte de los gobiernos del socialismo del siglo XXI en el hemisferio, para forzar la falsa negociación de paz, a partir del canje humanitario y el estatus de beligerancia de las Farc.
Esa negociación de paz sería falsa, pues el dogmatismo marxista-leninista, indica que para las Farc y sus socios del Foro de Sao Paulo, solo habrá paz en Colombia cuando los terroristas tengan el poder político en Colombia y hayan impuesto una dictadura comunista afín a Chávez, Morales, Lula etc.
Por lo tanto, "Colombianos por la paz" grupo del que hacen parte varios miembros del Partido Comunista Clandestino de las Farc, amparados en las bondades de la democracia que pretenden degollar como hicieron con el gobernador del Caquetá; solo busca la legitimación política de las Farc no la liberación de los secuestrados.
Este grupo del que también hacen parte varios idiotas útiles de las Farc, que ansiosos por sacar a Uribe e impedir su reelección, obran como marionetas de los terroristas; actúa en consonancia con el Foro de Sao Paulo, el Movimiento Continental Bolivariano, los proyectos del Plan Renacer de las Farc y los "coincidentes planteamientos" de los camaradas del semanario Voz, órgano de difusión oficial del Partido Comunista Colombiano.
En ese orden de ideas, la militancia de Alán Jara en Colombianos por la Paz no es gratuita. El, Sigifredo López, Luis Eladio Pérez y Gechem fueron liberados con instrucciones precisas de hacer campaña para el Congreso, conseguir la curul y presionar desde allí el acuerdo humanitario, para lograr el siguiente paso del estatus de beligerancia fariana.
No hay lugar para ser tan ingenuos al pensar que un grupo terrorista que masacra sin compasión a once magistrados y luego miente con total cinismo, que secuestra y degüella a un gobernador, que juega con el dolor de la madre del mayor Guevara, que envenena acueductos municipales, que lanza cilindros contra una capilla llena de feligreses en Bojayá, que incendia automotores con ocupantes adentro, que masacra a 33 campesinos en La Gabarra, que fusila a sus compinches, que trafica coca y que ha mentido tantas veces, hubiera liberado a los dirigentes políticos enunciados, sin haberlos comprometido a nada.
Además, sería muy ingenuo creer que esas liberaciones fueron de buena fe, cuando han manipulado tanto con la liberación del cabo Moncayo y los demás secuestrados.
Un indicio de esta realidad, es que recién liberado Eladio Pérez hablaba incansable que tenía la fórmula secreta para el intercambio humanitario con participación de varios gobiernos, pero pocos días después de su liberación murió Raúl Reyes y en los computadores que le incautaron, quedó demostrado que el audaz plan de paz de Pérez, no era más que la imposición a este mensajero casual, de lo acordado por Chávez e Iván Márquez en el Palacio de Miraflores,
En síntesis, La propuesta de poner a Suecia como mediador obedece a buscar que la Unión Europea con participación incluida del Vaticano, retire el rótulo de terroristas a las Farc, mientras "Colombianos por la paz", sigue inmerso en el objetivo para el cual lo crearon los comisarios políticos de las Farc, es decir, buscar el estatus de beligerancia para los terroristas.
Esto explica las declaraciones de Iván Cepeda cuando dice que con el degüello del Gobernador del Caquetá, las Farc no son terroristas sino que cometieron un crimen de guerra, es decir que desde esa óptica son un ejército.
Tal posición coincide con los expuesto por los terroristas reunidos en Caracas con el nombre de Movimiento Continental Bolivariano, el silencio cómplice de los mandatarios de Unasur vinculados al socialismo del siglo XXI, la continua amenaza de Chávez contra Colombia, y el desespero de las Farc por conseguir estatus político, antes que los aviones Super-tucano terminen de eliminar a sus cabecillas.
De remate, ya las Farc no actúan solas. Su operatividad va en consonancia con un impulso internacional, del cual hacen parte los miembros del Foro de Sao Paulo y todos los comunistas latinoamericanos, pero por desgracia, los afectados tanto en Colombia como en Estados Unidos no quieren ver así.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
www.luisvillamarin.com
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