sábado, 30 de enero de 2010

Chávez no planea una guerra contra Colombia... Chávez está en guerra contra Colombia

Se necesita ser mamerto, o miembro de "colombianos por la paz" o muy ingenuo para no entender esta realidad. Hugo Chávez Farías, no planea una guerra contra Colombia. El, su gobierno, sus socios de las Farc y sus compinches del Alba, Unasur, el Foro de Sao Paulo y el Movimiento Continental Bolivariano, están en guerra contra Colombia hace varios años.
La explicación es sencilla. Todos estos grupos están manipulados por comunistas, cuya premisa conceptual es que en Latinoamérica hay un conflicto de clases latente, que solo puede ser resuelto, cuando los marxistas-leninistas triunfen y gobiernen en cada país. No importa que este sistema paquidérmico y arcaico haya fracasado en el Viejo Continente.
Para Fidel Castro y sus peones Hugo Chávez, Rafael Correa, Daniel Ortega, Evo Morales, Mujica, Cristina Kirchner, el obispo Lugo e Ignacio Lula, el comunismo tiene vigencia y fuera de eso Colombia pero en particular el presidente Uribe, es el único escollo que les impide avanzar con mayor celeridad en ese proyecto de guerra de clases.
Auto convencido que es la reencarnación de Simón Bolívar o quizás más que el Libertador, el pintoresco bocón venezolano, está en guerra contra Colombia desde antes de ser elegido presidente de su país. Según lo demostraron los computadores de Reyes, los nexos de Chávez con las Farc son de vieja data, igual que la relación con los terroristas colombianos, de los partidos de izquierda que apoyan su socialismo del siglo XXI y que en forma descarada conspiran con las Farc y varios traidores colombianos vinculados a la Farcpolítica, para deponer la institucionalidad en Colombia.
Esos nexos van más allá de la simpatía ideológica y confirman la tesis de la guerra declarada contra Colombia. Un examen detallado de la sumatoria de hechos así lo corrobora:
Las Farc asesinaron en Apure Venezuela a una decena de militares y funcionarios de PDVSA. Chávez y sus lacayos mintieron ante los medios de comunicación y achacaron el crimen a las autodefensas ilegales de Carlos Castaño. El ministro Rodríguez Chacín sirvió de mediador para que las Farc adquirieran armas y equipamiento militar con traficantes internacionales vía Caracas, al mismo tiempo que era delegado de Chávez para el espectáculo mediático de las liberaciones de algunos políticos secuestrados.
Sin pestañear, Chávez prometió en Caracas a Iván Márquez, la entrega de 300 millones de dólares para que las Farc lanzaran la ofensiva final contra Colombia. Inclusive alcanzó a entregarles 50 millones de dólares para el efecto.
En esos mismos días, Chávez abrió oficina a las Farc y el Eln en el Ministerio de Defensa Venezolano dentro del llamado Fuerte Tiuuna. Allí se concretaron los contactos políticos entre las dos agrupaciones terroristas, para la cacareada unión delictiva contra Colombia.
Iván Márquez, Timochenco, Rodrigo Granda y otros cabecillas de las Farc viven en Venezuela, y portan pasaportes y documentos de identidad de esa nacionalidad con nombres falsos. Las Farc y el Eln entrenan a las milicias bolivarianas de defensa de la revolución chavista; grupos delictivos que existen con la complicidad de los faltos de carácter generales y coroneles venezolanos que conviven con espías cubanos, oficiales propagandistas de Castro y milicias paralelas dirigidas desde el Palacio de Miraflores sin control orgánico de los comandantes de las fuerzas militares venezolanas.
A todas estas realidades se suman los hostigamientos y abiertos desafíos contra la soberanía e integridad colombianas, que ha cometido el gobierno chavista tales como: 1. Secuestro y asesinato de un capitán y un cabo colombianos que se encontraban en Venezuela averiguando la ubicación de un cabecilla del Eln. 2. Secuestro y asesinato de diez campesinos colombianos, sindicados de ser miembros de grupos de autodefensa ilegal. 3. Voladura de puentes fronterizos. 4. Sobrevuelo de aeronaves militares venezolanas en territorio colombiano. 5. Ingreso de miembros de la Fuerza Armada Venezolana armados y uniformados a diferentes puntos de la frontera colombiana.
Es evidente que Chávez ha buscado encender la mecha a partir de una de estas provocaciones, pues el Plan Guaicapuro, contempla ataques en las fronteras para recuperar la Guajira colombiana y parte de Arauca, que según la constitución bolivariana pertenecen a Venezuela; mientras que las Farc reconocidas por todos los gobiernos mamertos como ejército revolucionario comunista, atacarían la zona del interior e instalarían un gobierno revolucionario, reconocido por los camaradas de Unasur, el Foro de Sao Paulo y las Ong´s vinculadas al Movimiento Continental Bolivariano.
A eso se suman descaradas actividades de política partidista de funcionarios diplomáticos venezolanos con miembros del Polo Democrático en Colombia, grupo que cuenta con la simpatía chavista, e inclusive algunos de sus miembros integran el Partido Comunista clandestino de las Farc y su movimiento bolivariano.
De remate Chávez y sus subalternos bocones han inventado una fantasiosa invasión gringa a Venezuela, según ellos lanzada desde Colombia, para así, criticar los convenios militares de Colombia con Estados Unidos, justificar la carrera armamentista venezolana y legitimar por anticipado, la eventual agresión armada contra Colombia, según Chávez, enemiga acérrima de su proyecto esclavista procubano contra el resto del continente.
En realidad, el plan militar contra Colombia es una opción que cada día toma más fuerza dentro de los cursos de acción del asediado gobierno pro terrorista venezolano. Chávez necesita a las Farc y sus socios instalados en el gobierno de Colombia. Requiere a Uribe fuera del entorno, necesita a todos los mamertos y los resentidos como Ernesto Samper o su socia Teodora, instalados en los altos niveles gubernamentales, cerca de las Farc, el Polo, el Partido Comunista y demás mediocres que han vendido el alma al diablo, en aras de tener a su disposición la torta del presupuesto nacional y los cargos públicos para llenarlos de mamertos.
Solo la prudente actitud del gobierno colombiano ha evitado una guerra, la cual por inoperancia de la Cancillería y los cuerpos diplomáticos colombianos acreditados en el exterior, no es ni conocida ni entendida en otros países del mundo, con excepción de los gobiernos de Lula Da Siilva, Evo, Ortega, Correa, Mujica, Lugo, La Kirchner y la dictadura cubana que están ansiosos porque suceda esa agresión armada para apoyar a las Farc y a Chávez en la aventura bélica.
Para el efecto han recurrido a toda clase de patrañas. Desde la marrullera intención de utilizar a Obama con el inmerecido Premio Nobel de Paz, o la manipulación de muchos demócratas despistados, a quienes los comunistas colombianos y del hemisferio tienen convencidos que Uribe es un ogro y que algunos sindicalistas farianos muertos eran arcángeles; hasta las tramas y componendas con la liberación a cuentagotas de los dirigentes políticos, los militares y los policías secuestrados por las Farc.
Por esa razón no es de extrañar que Chávez haya dado a la Piedad Córdoba miles de dólares por medio de Monómeros para hacer conciertos por la paz, que en la práctica tienen más fisonomía de conciertos por las Farc. Tampoco es de extrañar la afinidad ideológica y vehemente defensa que a cada rato hacen los periodistas Botero y Lozano acerca de las Farc.
Mucho menos se puede extrañar la actitud malévola de los manipuladores de Colombianos por la paz y la actitud estúpida funcional de Daniel Samper sumada a la de otros, como los liberados Sigifredo López, Alan Jara, Luis Eduardo Pérez y Clara Rojas, quienes se acaban de lanzar a la arena política para cumplir el compromiso acordado en cautiverio a cambio de la propagandística liberación: Hacer campaña por el acuerdo humanitario y la legitimación del grupo terrorista.
Entretanto, Telesur que tiene más de telefarc que de noticiero serio, continúa la campaña simultánea de propagandismo pro terrorista con la exaltación de los cabecillas de las Farc, para quienes Chávez ha pedido en reiteradas ocasiones estatus de beligerancia; además que permite que fuerzas de seguridad venezolana apoyen a las Farc en el envío de toneladas de cocaína para Europa, Estados Unidos o Japón; al mismo tiempo que células chavistas crean movimientos políticos subversivos para las próximas elecciones en diversos lugares del país.
En síntesis, hay una larga sumatoria de agresiones y actitudes hostiles del gobierno chavista contra Colombia, que comprueban la intencionalidad bélica y además la necesidad que tiene Chávez de lograr por medios subrepticios o abiertos, cumplir la orden que le dio su cacique Fidel Castro, quien envió miles de comunistas ortodoxos a territorio venezolano, no solo para que fortaleciera su revolución tropical, sino para que la extendiera lo más rápido posible hacia Colombia; gracias a la complicidad de Rafael Correa e Ignacio Lula y la persistente acción terrorista de las Farc contra el pueblo colombiano.
Ni más ni menos. Si un animal camina como pato, nada como pato y vive como tal, es un pato. Lo mismo: si Chávez ha desatado cientos de actitudes hostiles, si es comunista, si odia la democracia y la libertad, si es esclavo de Fidel Castro, si apoya a las Farc, si tiene conjura con los comunistas criollos contra Colombia, si se arma hasta los dientes, si tiene en ciernes el Plan Guaicapuro y si ha ordenado agresiones como la voladura de los puentes o los sobrevuelos en territorio colombiano en búsqueda de un incidente, no es porque esté preparando una guerra contra Colombia. Está en guerra contra nuestro país y de qué manera.

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
www.luisvillamarin.com

No hay comentarios: