lunes, 20 de septiembre de 2010

Baja de Biojó, otro golpe táctico de connotaciones estratégicas

El ataque aeroterreste de la Fuerza Pública contra la cuadrilla 48 de las Farc, en la que perecieron 22 terroristas incluido Domingo Biojó, es un golpe táctico de connotaciones estratégicas a favor de Colombia contra el narcoterrorismo comunista, y, una rueda en el palo, a la argucia publictaria de las Farc y sus compinches con la farsa del diálogo de paz.
La muerte en combate de Biojó y su círculo inmediato, desbarata la estratagema de la estafeta oficial de las Farc en Europa y Suramérica, deja sin aire a Correa y Chávez, y obstaculiza las patrañas de Lula, encaminadas a legitimar a las Farc, darles estatus de beligerancia, abrirles embajadas en los países con gobiernos proterroristas del hemisferio, y al vez, abre otras posibilidades para incrementar la progresiva desarticulación fariana.
Tras las muertes de Reyes y Edgar Tovar, el Secretariado envió a Biojó al Putumayo no solo a controlar los ingresos derivados del narcotráfico, sino a organizar las relaciones clandestinas con funcionarios oficiales del gobierno de Correa y dirigentes comunistas ecuatorianos vinculados al Movimiento Continental Bolivariano.
Por su estructura académica y concepción política, Biojó encarnaba a un férreo difusor de la línea estratégica de Cano, Márquez y Catatumbo. Típico bandido comunista experto en combinar todas las formas de lucha, mentir hasta al respirar y masacrar sin piedad y sin escrúpulos, a todos los llamados “enemigos de clase”.
De nuevo, la inteligencia militar se anotó un éxito contundente. La ubicación precisa del campamento facilitó que los bombarderos atacaran a tiempo y sin permitir la huida de los delincuentes. Igual que sucedió con Reyes, Acacio, Martín Caballero, Felipe Rincón, Sonia la Pilosa, Danilo, Buendía y otros terroristas.
También quedó demostrado, que mas que negociaciones ingneuas y sin norte, lo primero que se necesita es voluntad política para derrotar a las guerrillas. Lo demás viene por añadidura. Con este golpe, Cano perdió otra batalla estratégica, planteada por el mismo cuando en declaraciones a Al Jazeera propuso hacer la paz, pero, al mismo tiempo ordenó una agresión sistemática contra la Policía Nacional, para sus cálculos político-militares, el eslabón más débil de la cadena de seguridad nacional; al mismo tiempo que sus compinches de colombianos por la paz y los mandatarios comunistas del hemisferio, lanzaban la propuesta de abrir negociaciones de paz encaminadas a legitimar el terrorismo en Colombia.
La Operación Fortaleza II, desbarató otra vez la componenda, tal como sucedió cuando hubo coincidente buena voluntad de monseñor Castrillón en el momento que las Farc secuestraron y degollaron al gobernador del Caquetá; o en la tramposa mediación de Chávez, o en la manipulada Operación Emmanuel; o en la farsa de la liberación de Moncayo y los dirigentes políticos que por orden de Cano aspiraban al Congreso, para sacar adelante el intercambio humanitario profariano.
Desde hace varios la guerra en Colombia se combate con especial énfasis en el plano estratégico y de alta política. Por eso hay tantas presiones internacionales de los gobiernos comunistas del hemisferio. Y por eso, las tropas están obligadas a causar a las Farc mas golpes tácticos de connotaciones estratégicas, con especial énfasis en inteligencia militar especializada para localizar blancos rentables y una alta dosis de estrategia integral de guerra sicológica y acción cívico-militar, para desbaratar los proyectos políticos farianos regionales que construyen a lo largo y ancho del país, terroristas con el perfil de Biojó, o los miembros del Partido Comunista Clandestino que en realidad no son tan clandestinos, pues en su afán de legitima ra la s Farc, algunos de ellos integran organizaciones no gubernamentales abiertamente proterroristas.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
www.luisvillamarin.com

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