Escritor-estratega
Desde hace un año el país espera que las Farc cumplan la promesa de liberar al cabo Moncayo y al soldado Calvo, pero los cabecillas del grupo terrorista con la complaciente alcahuetería de Colombianos por la Paz, y la soterrada complicidad de los gobiernos comunsitas del Foro de Sao Paulo, han jugado con el dolor de las víctimas, trasladado la culpa del fracaso al gobierno colombiano, puesto a Piedad Córdoba y sus socios como los "bonachones y efectivos mediadores" y creado la idea que se requiere un acuerdo humanitario, no en las condiciones que exigen el EStado de Derecho y la lógica, sino dentro de los parámetros que convienen al Plan Estratégico de las Farc y a al proyección del Socialismo del siglo XXI en el continente.
Tras el fracaso de la amañada estrategia fariana de liberar a los dirigentes políticos que tenía secuestrados, para que estos se lanzaran al congreso y desde alli buscaran la ley de canje y la legitimación de las Farc, la premeditada liberación en pleno agite electoral de dos militares secuestrados, tiene muchas razones de ser.
Consciente del bajo nivel de popularidad el candidato liberal Rafael Pardo Rueda, le apuesta a apoyar el canje humanitario en las condiciones que quieren las Farc y sus cómplices. No le importa al señor Pardo Rueda cuanto pueda perder Colombia, sino cuanto puede ganar él, en su voraz apetito de sentarse en el solio de Bolívar, aún a sabiendas de su ineptitud funcional para ese cargo.
Para el efecto, en contubernio con Ernesto Samper y César Gaviria, dos de los principales responsables del caos al que llegó el país en agosto de 2002, Pardo Rueda dió el aval como senadora liberal en las relcientes elecciones a Piedad Córdoba, quizas la persona mas impopular y detestada por los colombianos.
Y de manera curiosa o quizás inexplicable, obtuvo una elevada votación, para seguir con la curul parlamentaria y la vocería de los mal llamados colombianos por la paz, psoiciones que le permitirán despotricar del mismo sistema que le permite vivir a cuerpo de reina y vociferar demagogia proletaria, eso si con dineros recibidos de los impuestos que pagamos lso colombianos, incluidos quienes no compartimos su grotesco comportamiento antipatriótico y prochavista.
Tampoco es gratuito que varios liberales amigos de Pardo, recién elegidos a la Cámara de Representantes por el Huila estén diciendo que es necesario e impostergable retornar a los diálogos de paz con las Farc, sin tener en cuenta que los terroristas expresen de frente que su objetivo es tomarse el poder e instaurar una dictadura similar a la cubana y su admiración, así como su alianza con el dictadorzuelo tropical de Venezuela.
De remate este discurso, coincide con las aguas tibias que ha destilado Pardo Rueda como candidato. Sin duda que lo del espejito y los falsos defensores de la Estrategia de Seguridad Democrática a quienes se refiere Uribe, son dardos contra Pardo Rueda. Y quien sabe si también sean para él, los mensajes del conocimiento de la injerencia de un gobierno extranjero en la cuestión electoral. Como dicen lso campesinos colombianos: "Por algo será...
Con la certeza de su reelección como senadora y en cumplimiento de compromisos de vieja data con el Secretariado de las Farc, Piedad Córdoba seguirá empañada no solo en el acuerdo humanitario para liberar a los demás secuestrados, sino en concretar el objetivo principal de la estratagema, que consiste en legitimar al grupo terrorista con estatus de beligerancia, para que acto seguido, Lula o su eventual sucesora, Correa, Chávez, Ortega, la dictadura cubana, la Kirchner, el indio coquero, el terrorista uruguayo Mujica y el reproductor obispo rojo paraguayo, les concedan embajadas y apoyo con armas, para que las Farc puedan lanzar a ofensiva final hacia la toma del poder, sin importar que por ejemplo fuera Pardo Rueda el presidente, es decir el mismo que les diera la mano con el reconocimiento de beligerancia.
La explicación es clara y concreta: Las Farc y los demás comunistas latinoamericanos, creen a rajatabla que el marxismo-leninismo tiene vigencia, que la miseria y tragedia cubana son culpa de los gringos, que Fidel y Lula no son bandidos sino héroes, etc.
Mientras tanto, con la farsa de su fingida lealtad Noemí Sanín juega a ganar avemarías con camándula ajena, gracias a la amnesia del pueblo colombiano, que olvidó, que Noemí fue envida a Madrid y a Londres como embajadora, como si no hubiera personas mas capaces que ella para ocupar esos cargos, que desde luego las hay en Colombia; por necesidad política del Presidente Uribe de no tener en Colombia a una enconada y envidiosa opositora, quien durante los primeros meses de gobierno de Uribe se dedicó a despotricar del mandatario, para construir la imagen demagoga y politiquera de la "mujer que cambiaría a Colombia" a partir de las elecciones de 2006.
Recuérdese que por esa misma razón fueron nombrados embajadaores de Colombia en Washintgntoel poco diplomático Horacio Serpa ante la OEA y el inepto expresidente Pastrana ante el gobierno de Estados Unidos.
Y a los colombianos tambíen se nos olvida que la hoy febricitante candidata conservadora, regresó hace menos de un año de Madrid a Bogotá, y lo primero que dijo era que venía a ver cual de los partidos le ofrecia la candidatura presidencial. Esto indica que igual a Pardo y Vargas Lleras, Noemí actúa como los girasoles para donde alumbre el sol, o como los camaleones, que cambian de color de acuerdo con las conveniencias del habitat. En síntesis, por su volatilidad Noemí sería otra presa fácial de la estrategia terrorista de las Farc y sus socios del Foro de Sao Paulo. Al fin y al cabo la definción que de ella hizo López Michelsen es precisa para el momento histórico: "Es como ver a Andrés Pastrana con falda"
Por su parte, el terrorista Petro, Mockus y Fajardo y con menor dificultad Vargas Lleras, no tienen opción de pasar a segunda vuelta. Tampoco tienen el talante para contarrrestar al arremetida integral de los complotados contra Colombia en el hemisferio. Inclusivbe por afinidad política y compromisos anteriroes, podría inferirse que Petro terminaría aliado a los enemigos de la democrcia y la libertad en Colombia.
Quien mejor encarna la idea de la seguridad democrática es Juan Manuel Santos, aunque tiene varios "peros". Primero la arrogancia y egocentrismo que corroboran la sarcástica frase de Lucho Garzón: " Si Uribe se cree el enviado de Dios, Santos se cree Dios". Segundo, la ambivalente actitud que ha asumido hacia las Fuerzas Militares, porque asi se percibe al interior de las instituciones armadas. Poseido de autosuficiencia y egocentrismo altos, Santos se autoatribuye haber golpeado el corazón de las farc y fantasea con ser el cerebro de la Operación Jaque, acción militar cuyo mérito corresponde en la totalidad al general Montoya y a un mayor de la Dirección de Inteligencia, pero como suele suceder a la hora de las medallas y estímulos, aparecen héroes de todos los rincones.
En tercer lugar, a pesar de la cuota de sangre que pusieron las Fuerzas Armadas para sostenerlo en el cargo durante el periodo ministerial de Santos, este ha sido sordo, mudo y ciego frente a las agresiones de la guerra jurídica y política de los comunistas contra las instituciones.
Y lo que es peor, con audacia ha eludido su responsabilidad política en los vergonzosos hechos de los falsos positivos, e inclusive ha sugerido que esto comenzó desde 1984, frase que pone en la picota pública a todos los oficiales y suboficailes que comandaron tropas desde esa época.
En cuarto lugar, ni Santos ni ninguno otro de los candidatos reune las cualidades de estadista, analista y ejecutivo que tiene Uribe Vélez. Pero como hay que decidirse por uno de ellos, Santos resulta la aceptable opción, con la salvedad que debe bajar el tono a su arrogante egocentrismo; aprender mas de Uribe en el manejo de la jauría comunista internacional; planear una estrategia concreta que integre seguridad nacional y desarrollo socio-económico, apoyar a las Fuerzas Militares y de Policía en todo, incluida la reatauración del fuero militar, para que se acabe la desafortunada demagogia con que Uribe manejó este tema; generar fuentes de empleo; incrementar la inversión en educación e investigación científica; resolver de plano el cuello de botella de la salud; hacer la necesarísima reforma agraria sin Agro Ingreso Seguro para que los terratenientes paguen impuestos y la tierra produzca beneficio social; y además, reformar la paquidérmica estructura burocrática de la diplomacia colombiana en el exterior.
En síntesis, lo que se juega en los días venideros con la liberación de Calvo y Moncayo, no es solo la continuidad de la estrategia de seguridad democrática, ni la consolidación del uribismo, ni la confirmación que el bipartidismo pasó de moda.
Es algo mas serio: Un paso trascendental para la continuidad de la libertad en Colombia, a partir de las opciones políticas que se asuman frente al manejo del espinoso tema de las Farc y la proyección del próximo presidente del país, llamado no solo a continuar la obra de su antecesor, sino a salvar a Colombia de las trama que se teje con los "buenos oficios" de Lula y Piedad Córdoba, pues la la jauría comunista dirigida desde La Habana, está avida de legitimar a las Farc y meter a Colombia en el redil del arcaico comunismo del siglo XXI. Todo eso y mucho mas, es lo que se teje detrás de la liberación de Moncayo y Calvo.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
www.luisvillamarín.com
Desde el nacimiento como república soberana Colombia ha afrontado la guerra fratricida. A partir de la década de los años 50, la violencia liberal-conservadora recibió un tercer ingrediente con la entrada en escena del partido comunista y su brazo armado las Farc. Años mas tarde este grupo se convirtió en narcotraficante y terrorista, a la vez que facilitó el camino para la inmersión de las autodefensas ilegales en el mismo esquema de terror.
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sábado, 27 de marzo de 2010
martes, 21 de abril de 2009
Criminal manipulación para liberar al cabo Moncayo y los demás secuestrados
El siguiente acto del sainete propagandístico y politiquero montado por las Farc y sus áulicos, es el morboso anuncio de la liberación del cabo Moncayo, secuestrado hace más de once años en el Cerro Patascoy. Tiene toda la razón el Presidente Uribe al contestar enfadado que lo correcto es que nunca ha debido ser secuestrado.
Las Farc y sus cómplices internacionales de Caracas, La Habana, Quito, Managua, La Paz, Buenos Aires y Brasilia, jugaron un as pero perdieron la partida. Pretendían utilizar la reciente Cumbre de las Américas para resarcir el cacareado y reiterativo consenso de los comunistas del Foro de Sao Paulo, según el cual, es urgente "la paz" para Colombia a partir del amañado acuerdo humanitario que les quite el rótulo de terroristas.
Pero el inusitado protagonismo del presidente norteamericano Barack Obama, opacó a los demás y dejó en segundo lugar y sin protagonismo mediático, al audaz flechazo de las Farc. Esa y no otra es la razón por la que lafigura visible de Colombianos por la Paz, insiste en que el gobierno es el que está demorado.
Se les desbarató el plan. Igual que cuando no tenían al niño Emanuel, o cuando fueron capturados en Bogotá tres terroristas con las pruebas de superveniencia de Ingrid Betancur y otros secuestrados; o cuando fue abatido Raúl Reyes y los analistas de inteligencia descifraron los gravísimos secretos registrados en los computadores del cabecilla y la forma como venía en marcha el complot contra Colombia.
La artificiosa etapa anterior a la anunciada liberación de Moncayo, no es nada diferente a las estratagemas publicitarias descubiertas en los computadores de Reyes, en aras de lograr el reconocimiento de beligerancia de las Farc.
Tampoco es nada diferente a las líneas de acción dispuestas en el Plan Estratégico del grupo terrorista. Nada distinto a los quiméricos sueños de los jurásicos marxistas-leninistas de tomar el poder en Colombia por medio de la combinación de todas las formas de lucha, para implantar una sanguinaria dictadura comunista similar a la cubana.
Y los actores de reparto del sainete, vuelven a ser los mismos. El presidente Lula, con su actitud de "yo no fui, todo fue a mis espaldas y yo lo único que quiero es la paz de Colombia", desarrolla un papel protagónico en el teatral escenario.
Como buen comunista, el presidente brasileño sigue aferrado a las ideas del proletariado triunfante, a la supresión del capitalismo así haya que utilizarlo como un medio para lograr el fin, a la unidad marxista-leninista de todos los gobiernos latinoamericanos y a destruir por todos los medios el capitalismo del llamado imperio norteamericano.
Por su parte, los autodenominados Colombianos por la Paz, también cumplen su parte en el reparto actoral. En lugar de forzar a las Farc a que liberen a todos los secuestrados sin contraprestaciones, y de paso convencerlos para que se sometan a la ley de justicia y paz, su locuaz representante tiene el descaro de hablar de los "prisioneros de guerra", "las Farc ejército del pueblo", "el comandante Cano" y otras perlas que solo sirven para refrendar su afinidad ideológica y su parte en el show.
Ni a los terroristas ni a los "pacifistas" del sui generis grupo Colombianos por la Paz, pareciera importarles un ápice el dolor de los secuestrados. Unos y otros se tapan con la misma cobija y por el contrario, se evidencia que están amangulados para hacer las entregas a cuentagotas, con misterios, con improperios y descalificaciones contra el gobierno nacional, con retardos calculados, con la búsqueda de padrinos internacionales, con despliegue mediático y con la obvia intención que la audaz mediación postule al o a la candidata a la Presidencia, proyectada a ser el presidente(a), que negocia con los terroristas la desmovilización de sus estructuras, a cambio del gobierno de transición hacia el gobierno integrado al socialismo del siglo XXI, que pulula en el continente.
Si fuera cierto que a los llamados Colombianos por la Paz, les interesara la paz y el bienestar de los compatriotas, no actuarían como multiplicadores del caballo de Troya que se esconde en la propuesta del acuerdo humanitario tendiente a legitimar a los terroristas, ni se prestarían para que las Farc abusen de la estupidez funcional del papá del cabo Moncayo, quien igual a la mamá de Ingrid Betancur, se dedicó a despotricar del Presidente Uribe, en lugar de asediar a los terroristas que han secuestrado, torturado y maltratado a su hijo.
Los "intelectuales" de izquierda que se identifican como Colombianos pacifistas amigos de Colombia, no son imbéciles. Por el contrario son personas con los cinco sentidos en orden. Por lo tanto, saben y entienden, que las liberaciones a cuentagotas, son una macabra y siniestra manipulación del dolor humano. Conscientes o inconscientes hacen parte del síndrome de Estocolmo colectivo, que quieren imponer los terroristas a todos los colombianos.
Por esa razón es incomprensible que se presten para semejante monstruosidad. Si de verdad son amigos de Colombia y en realidad quieren la paz, entonces que lo demuestren con hechos concretos; más que con "mediaciones humanitarias" que esconden artilugios publicitarios. La única opción pacifista es la desmovilización de los terroristas, y a eso es que debieran apuntarle, quienes en aras de sacar del camino al presidente Uribe, juegan a Dios y al diablo, sin importarles que con sus actitud maniquea hacen parte de la descomposición política del país y el futuro de la institucionalidad.
Es hora que tanto los alebrestados antiuribistas y los indiferentes, se den cuenta que el presidente Uribe no es el problema, que las Farc no son la solución a los males estructurales del país, y que legitimarlos no contribuye a nada, pues los terroristas no representan a nadie más que al arcaico partido comunista colombiano.
Si Colombia entera se manifestó de manera multitudinaria contra las Farc y exigió la liberación incondicional de todos los secuestrados, como verdadera muestra de paz, la obligación de quienes se auto denominaron "colombianos por la paz" en supuesta representación del sentir popular, debe ser de respaldo al país y el cumplimiento irrestricto de un claro mandato colectivo de la nación.
Por dicha razón, es hora que Colombia deje atrás el silencio y exija a los terroristas que liberen al cabo Moncayo y a los demás secuestrados, sin actos propagandísticos, sin mediadores mañosos como Lula y sin la torva intención de Chávez, Correa y Ortega de legitimar a las Farc y sin la estupidez funcional de quienes creen que hacen un gran favor al país, con tanto show innecesario. Ese sería el final del sainete...
Y también es hora que el profesor Moncayo recapacite hacia donde debe apuntar la artillería, pues lo más seguro es que alebrestado por los secuestradores, su hijo va a salir a repetir las mismas frases ordenadas por las Farc que dijeron Luis Eladio Pérez, Alan Jara y Sigifredo López, para presionar al gobierno colombiano que la única opción es el canje humanitario, en las condiciones que imponen los terroristas.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
www.luisvillamarin.com
Las Farc y sus cómplices internacionales de Caracas, La Habana, Quito, Managua, La Paz, Buenos Aires y Brasilia, jugaron un as pero perdieron la partida. Pretendían utilizar la reciente Cumbre de las Américas para resarcir el cacareado y reiterativo consenso de los comunistas del Foro de Sao Paulo, según el cual, es urgente "la paz" para Colombia a partir del amañado acuerdo humanitario que les quite el rótulo de terroristas.
Pero el inusitado protagonismo del presidente norteamericano Barack Obama, opacó a los demás y dejó en segundo lugar y sin protagonismo mediático, al audaz flechazo de las Farc. Esa y no otra es la razón por la que lafigura visible de Colombianos por la Paz, insiste en que el gobierno es el que está demorado.
Se les desbarató el plan. Igual que cuando no tenían al niño Emanuel, o cuando fueron capturados en Bogotá tres terroristas con las pruebas de superveniencia de Ingrid Betancur y otros secuestrados; o cuando fue abatido Raúl Reyes y los analistas de inteligencia descifraron los gravísimos secretos registrados en los computadores del cabecilla y la forma como venía en marcha el complot contra Colombia.
La artificiosa etapa anterior a la anunciada liberación de Moncayo, no es nada diferente a las estratagemas publicitarias descubiertas en los computadores de Reyes, en aras de lograr el reconocimiento de beligerancia de las Farc.
Tampoco es nada diferente a las líneas de acción dispuestas en el Plan Estratégico del grupo terrorista. Nada distinto a los quiméricos sueños de los jurásicos marxistas-leninistas de tomar el poder en Colombia por medio de la combinación de todas las formas de lucha, para implantar una sanguinaria dictadura comunista similar a la cubana.
Y los actores de reparto del sainete, vuelven a ser los mismos. El presidente Lula, con su actitud de "yo no fui, todo fue a mis espaldas y yo lo único que quiero es la paz de Colombia", desarrolla un papel protagónico en el teatral escenario.
Como buen comunista, el presidente brasileño sigue aferrado a las ideas del proletariado triunfante, a la supresión del capitalismo así haya que utilizarlo como un medio para lograr el fin, a la unidad marxista-leninista de todos los gobiernos latinoamericanos y a destruir por todos los medios el capitalismo del llamado imperio norteamericano.
Por su parte, los autodenominados Colombianos por la Paz, también cumplen su parte en el reparto actoral. En lugar de forzar a las Farc a que liberen a todos los secuestrados sin contraprestaciones, y de paso convencerlos para que se sometan a la ley de justicia y paz, su locuaz representante tiene el descaro de hablar de los "prisioneros de guerra", "las Farc ejército del pueblo", "el comandante Cano" y otras perlas que solo sirven para refrendar su afinidad ideológica y su parte en el show.
Ni a los terroristas ni a los "pacifistas" del sui generis grupo Colombianos por la Paz, pareciera importarles un ápice el dolor de los secuestrados. Unos y otros se tapan con la misma cobija y por el contrario, se evidencia que están amangulados para hacer las entregas a cuentagotas, con misterios, con improperios y descalificaciones contra el gobierno nacional, con retardos calculados, con la búsqueda de padrinos internacionales, con despliegue mediático y con la obvia intención que la audaz mediación postule al o a la candidata a la Presidencia, proyectada a ser el presidente(a), que negocia con los terroristas la desmovilización de sus estructuras, a cambio del gobierno de transición hacia el gobierno integrado al socialismo del siglo XXI, que pulula en el continente.
Si fuera cierto que a los llamados Colombianos por la Paz, les interesara la paz y el bienestar de los compatriotas, no actuarían como multiplicadores del caballo de Troya que se esconde en la propuesta del acuerdo humanitario tendiente a legitimar a los terroristas, ni se prestarían para que las Farc abusen de la estupidez funcional del papá del cabo Moncayo, quien igual a la mamá de Ingrid Betancur, se dedicó a despotricar del Presidente Uribe, en lugar de asediar a los terroristas que han secuestrado, torturado y maltratado a su hijo.
Los "intelectuales" de izquierda que se identifican como Colombianos pacifistas amigos de Colombia, no son imbéciles. Por el contrario son personas con los cinco sentidos en orden. Por lo tanto, saben y entienden, que las liberaciones a cuentagotas, son una macabra y siniestra manipulación del dolor humano. Conscientes o inconscientes hacen parte del síndrome de Estocolmo colectivo, que quieren imponer los terroristas a todos los colombianos.
Por esa razón es incomprensible que se presten para semejante monstruosidad. Si de verdad son amigos de Colombia y en realidad quieren la paz, entonces que lo demuestren con hechos concretos; más que con "mediaciones humanitarias" que esconden artilugios publicitarios. La única opción pacifista es la desmovilización de los terroristas, y a eso es que debieran apuntarle, quienes en aras de sacar del camino al presidente Uribe, juegan a Dios y al diablo, sin importarles que con sus actitud maniquea hacen parte de la descomposición política del país y el futuro de la institucionalidad.
Es hora que tanto los alebrestados antiuribistas y los indiferentes, se den cuenta que el presidente Uribe no es el problema, que las Farc no son la solución a los males estructurales del país, y que legitimarlos no contribuye a nada, pues los terroristas no representan a nadie más que al arcaico partido comunista colombiano.
Si Colombia entera se manifestó de manera multitudinaria contra las Farc y exigió la liberación incondicional de todos los secuestrados, como verdadera muestra de paz, la obligación de quienes se auto denominaron "colombianos por la paz" en supuesta representación del sentir popular, debe ser de respaldo al país y el cumplimiento irrestricto de un claro mandato colectivo de la nación.
Por dicha razón, es hora que Colombia deje atrás el silencio y exija a los terroristas que liberen al cabo Moncayo y a los demás secuestrados, sin actos propagandísticos, sin mediadores mañosos como Lula y sin la torva intención de Chávez, Correa y Ortega de legitimar a las Farc y sin la estupidez funcional de quienes creen que hacen un gran favor al país, con tanto show innecesario. Ese sería el final del sainete...
Y también es hora que el profesor Moncayo recapacite hacia donde debe apuntar la artillería, pues lo más seguro es que alebrestado por los secuestradores, su hijo va a salir a repetir las mismas frases ordenadas por las Farc que dijeron Luis Eladio Pérez, Alan Jara y Sigifredo López, para presionar al gobierno colombiano que la única opción es el canje humanitario, en las condiciones que imponen los terroristas.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
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Piedad C'ordoba. secuestrados
sábado, 21 de febrero de 2009
Masacre de indígenas Awa y montaje del acuerdo humanitario
Masacre de indígenas Awa, DIH y montaje del acuerdo humanitario
La masacre de la hasta el momento indeterminada cantidad de indígenas Awa perpetrada por las Farc, al unísono con la manipulada liberación de seis secuestrados en poder del grupo terrorista, al mismo tiempo que los medios de comunicación volvieron a tocar el tema del Plan Renacer, y que Piedad y su combo de “intelectuales”, anunciaron seguir empeñados en buscar la paz de Colombia, resulta no solo sintomática, sino una refrendación mas de la doble moral de las Farc, cuyas acciones no han dejado de gravitar en torno a su Plan Estratégico, tan audaz para los mandos guerrilleros, como desconocido por quienes deben diseñar la política y la estrategia integral del Estado para combatirlos.
Al día siguiente de terminar el sainete, Telesur y sus secuaces, publicaron por Internet un video singular. Piedad Córdoba y Daniel Samper estaban cariacontecidos y se sentían profundamente decepcionados, por la conducta del Estado colombiano, al que por obligación moral debieran respaldar.
Esa actitud de supuesto disgusto de los dos personajes mencionados obedecía a los contenidos de unas grabaciones que echó a rodar un terrorista, mientras los tramaba con un sancocho y un discurso de universitario primíparo en lides marxistas.
Inclusive Piedad anunció con vehemencia que al cabo del show publicitario montado para lavar la imagen de los secuestradores, daría una rueda de prensa, para denunciar tal irregularidad, al mismo tiempo que movía la cabeza con ademanes de disgusto, complementados por los gestos de dignidad vitrinera de Daniel Samper.
Pero que curioso, al día siguiente la gobernación de Nariño puso al descubierto que esos mismos terroristas que con cara de angelitos, hablaban de seriedad y de humanizar la guerra, no solo habían masacrado a mas de 15 indígenas, sino que con el mayor desparpajo reconocían el aberrante etnicidio, y de paso, confesaban la autoría de un carro-bomba estallado contra la sede de la Dijin en Cali.
Ambas acciones terroristas, se derivan de una orden emitida por Cano al Bloque Occidental, consistente en cometer diversas accions delictivas para demostrar poderío armado y para desprestigiar la Política de Seguridad Democrática del gobierno nacional.
Y es curioso, porque ni Piedad Córdoba ni Daniel Samper, ni Jorge Botero, ni Morris, salieron a juzgar el cinismo de los terroristas Jairo Martínez y Mosquera, que durante la farsa de la liberación, hablaron con cara de seminaristas acerca de su supuesta visión pacifista.
En contraste con la gravedad del macabro crimen, los amigos de la paz o Colombianos por la Paz, como se autodenominan, se limitaron a enviar un escueto comunicado a los medios, para urgir a las Farc que aclararan.
No para condenarlos por la cobarde masacre, ni para exigirles que liberen a los secuestrados. Al contrario para hacerles el juego, y darles aire político con el argumento que Lula Da Silva está muy interesado en continuar en la búsqueda de la paz en Colombia. De remate los idiotas útiles, dueños de la eterna bobería colombiana, les complementaron la jugada.
El síndrome que edificó la mamá de Ingrid Betancur, parece haber enraizado en la conciencia de muchos estultos. En lugar de asediar a las Farc para que liberen a los secuestrados sin ninguna contraprestación, y de urgir a la comunidad internacional no solo para que los califique como terroristas, sino para que los persiga en los países donde se pasean como Pedro por su casa, los “intelectuales” y dudosos amigos de Colombia, cayeron en la misma estupidez crónica del papá del cabo Moncayo.
Concientes algunos de la estratagema, e idiotas útiles otros, parecieran no darse cuenta que entre mas asedien al gobierno nacional para que ceda a la payasada del acuerdo humanitario en las condiciones que lo desean Chávez, Correa las Farc y Piedad Córdoba; las Farc serán mas duras, no cederán y mantendrán en sus guaridas a esos secuestrados como las joyas de la corona, que les permita su resurrección política.
Son tan mezquinos estos personajes, que por andar embelesados en tumbar al presidente Uribe, ignoran el grave daño que causan a la institucionalidad, al Estado de derecho y al futuro de la libertad en Colombia.
Y lo que es peor: Siguen obsesionados en tener como paradigma a Cuba, el empobrecido y oprimido país que después de medio siglo de dictadura comunista, sobrevive gracias a los dólares que a diario envían a la isla los llamados “gusanos” enemigos de la tiranía castrista, los dineros calientes que recogen las jineteras por prostituir sus cuerpos con los turistas europeos y norteamericanos, y la ingente ayuda del régimen chavista.
Lo cierto es que las Farc masacraron a una etnia con la circunstancia agravante que sus líderes naturales, dicen condenar a las Farc, pero de manera simultánea se les ocurre otra imbecilidad. Creen que para ellos no rigen las leyes colombianas, ni que el Ejército Nacional puede entrar a sus villorrios. He ahí el tragicómico drama de Colombia. Mientras cada quien hale la cuerda para su lado, la anarquía será superior a la cordura y el orden sociopolítico.
Y mientras este drama azota a la etnia Awa, cerca del luga del exc ecrable r, el ex viceministro de seguridad ecuatoriana Ignacio Chauvín, puso el dedo en la llaga. Reconoció que el gobierno de Correa se reunía con Raúl Reyes, que algunos sectores del régimen de Correa están untados hasta los tuétanos de narcotráfico, y que tal como aparece escrito en los computadores del terrorista abatido, la Asociación Latinoamericana de Derechos Humanos ALDHU, carnetiza a los ecuatorianos que se han vinculado a los círculos y milicias bolivarianas de las Farc, incrustados en el vecino país, con la venia de las autoridades complotadas con los terroristas colombianos, y que además la agresión contra Colombia descubierta en los archivos de Reyes, esta vivita y coleando.
Y ahí toma fuerza la segunda curiosidad. Ni Piedad Córdoba, ni Daniel Samper, ni ninguno de los “intelectuales” se ha manifestado al respecto. Es como si estas revelaciones no fueran trascendentales para la paz del país.
Pero hay otros cómplices. Son los medios de comunicación, dados a vivir de la chiva, de la oportunidad momentánea y de publicar noticias sin profundidad analítica. Todo eso a nombre de la libertad de prensa. Situación, de la cuál las Farc sacan dividendos publicitarios importantes.
En síntesis, las Farc masacraron una porción de una etnia que se rebeló a incorporar jóvenes a las guerrillas comunistas, mientras quedó al descubierto la actividad narcoterrorista de Rafael Correa uno de sus mas importantes cómplices.
Sin embargo, los promotores de la “paz”, “los difusores del acuerdo humanitario con caballo de Troya incorporado” y los cariacontecidos idiotas útiles de la estratagema, han guardado silencio cómplice al respecto… ¡Por algo será!
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
www.luisvillamarin.co.nr
Analista de asuntos estratégicos
La masacre de la hasta el momento indeterminada cantidad de indígenas Awa perpetrada por las Farc, al unísono con la manipulada liberación de seis secuestrados en poder del grupo terrorista, al mismo tiempo que los medios de comunicación volvieron a tocar el tema del Plan Renacer, y que Piedad y su combo de “intelectuales”, anunciaron seguir empeñados en buscar la paz de Colombia, resulta no solo sintomática, sino una refrendación mas de la doble moral de las Farc, cuyas acciones no han dejado de gravitar en torno a su Plan Estratégico, tan audaz para los mandos guerrilleros, como desconocido por quienes deben diseñar la política y la estrategia integral del Estado para combatirlos.
Al día siguiente de terminar el sainete, Telesur y sus secuaces, publicaron por Internet un video singular. Piedad Córdoba y Daniel Samper estaban cariacontecidos y se sentían profundamente decepcionados, por la conducta del Estado colombiano, al que por obligación moral debieran respaldar.
Esa actitud de supuesto disgusto de los dos personajes mencionados obedecía a los contenidos de unas grabaciones que echó a rodar un terrorista, mientras los tramaba con un sancocho y un discurso de universitario primíparo en lides marxistas.
Inclusive Piedad anunció con vehemencia que al cabo del show publicitario montado para lavar la imagen de los secuestradores, daría una rueda de prensa, para denunciar tal irregularidad, al mismo tiempo que movía la cabeza con ademanes de disgusto, complementados por los gestos de dignidad vitrinera de Daniel Samper.
Pero que curioso, al día siguiente la gobernación de Nariño puso al descubierto que esos mismos terroristas que con cara de angelitos, hablaban de seriedad y de humanizar la guerra, no solo habían masacrado a mas de 15 indígenas, sino que con el mayor desparpajo reconocían el aberrante etnicidio, y de paso, confesaban la autoría de un carro-bomba estallado contra la sede de la Dijin en Cali.
Ambas acciones terroristas, se derivan de una orden emitida por Cano al Bloque Occidental, consistente en cometer diversas accions delictivas para demostrar poderío armado y para desprestigiar la Política de Seguridad Democrática del gobierno nacional.
Y es curioso, porque ni Piedad Córdoba ni Daniel Samper, ni Jorge Botero, ni Morris, salieron a juzgar el cinismo de los terroristas Jairo Martínez y Mosquera, que durante la farsa de la liberación, hablaron con cara de seminaristas acerca de su supuesta visión pacifista.
En contraste con la gravedad del macabro crimen, los amigos de la paz o Colombianos por la Paz, como se autodenominan, se limitaron a enviar un escueto comunicado a los medios, para urgir a las Farc que aclararan.
No para condenarlos por la cobarde masacre, ni para exigirles que liberen a los secuestrados. Al contrario para hacerles el juego, y darles aire político con el argumento que Lula Da Silva está muy interesado en continuar en la búsqueda de la paz en Colombia. De remate los idiotas útiles, dueños de la eterna bobería colombiana, les complementaron la jugada.
El síndrome que edificó la mamá de Ingrid Betancur, parece haber enraizado en la conciencia de muchos estultos. En lugar de asediar a las Farc para que liberen a los secuestrados sin ninguna contraprestación, y de urgir a la comunidad internacional no solo para que los califique como terroristas, sino para que los persiga en los países donde se pasean como Pedro por su casa, los “intelectuales” y dudosos amigos de Colombia, cayeron en la misma estupidez crónica del papá del cabo Moncayo.
Concientes algunos de la estratagema, e idiotas útiles otros, parecieran no darse cuenta que entre mas asedien al gobierno nacional para que ceda a la payasada del acuerdo humanitario en las condiciones que lo desean Chávez, Correa las Farc y Piedad Córdoba; las Farc serán mas duras, no cederán y mantendrán en sus guaridas a esos secuestrados como las joyas de la corona, que les permita su resurrección política.
Son tan mezquinos estos personajes, que por andar embelesados en tumbar al presidente Uribe, ignoran el grave daño que causan a la institucionalidad, al Estado de derecho y al futuro de la libertad en Colombia.
Y lo que es peor: Siguen obsesionados en tener como paradigma a Cuba, el empobrecido y oprimido país que después de medio siglo de dictadura comunista, sobrevive gracias a los dólares que a diario envían a la isla los llamados “gusanos” enemigos de la tiranía castrista, los dineros calientes que recogen las jineteras por prostituir sus cuerpos con los turistas europeos y norteamericanos, y la ingente ayuda del régimen chavista.
Lo cierto es que las Farc masacraron a una etnia con la circunstancia agravante que sus líderes naturales, dicen condenar a las Farc, pero de manera simultánea se les ocurre otra imbecilidad. Creen que para ellos no rigen las leyes colombianas, ni que el Ejército Nacional puede entrar a sus villorrios. He ahí el tragicómico drama de Colombia. Mientras cada quien hale la cuerda para su lado, la anarquía será superior a la cordura y el orden sociopolítico.
Y mientras este drama azota a la etnia Awa, cerca del luga del exc ecrable r, el ex viceministro de seguridad ecuatoriana Ignacio Chauvín, puso el dedo en la llaga. Reconoció que el gobierno de Correa se reunía con Raúl Reyes, que algunos sectores del régimen de Correa están untados hasta los tuétanos de narcotráfico, y que tal como aparece escrito en los computadores del terrorista abatido, la Asociación Latinoamericana de Derechos Humanos ALDHU, carnetiza a los ecuatorianos que se han vinculado a los círculos y milicias bolivarianas de las Farc, incrustados en el vecino país, con la venia de las autoridades complotadas con los terroristas colombianos, y que además la agresión contra Colombia descubierta en los archivos de Reyes, esta vivita y coleando.
Y ahí toma fuerza la segunda curiosidad. Ni Piedad Córdoba, ni Daniel Samper, ni ninguno de los “intelectuales” se ha manifestado al respecto. Es como si estas revelaciones no fueran trascendentales para la paz del país.
Pero hay otros cómplices. Son los medios de comunicación, dados a vivir de la chiva, de la oportunidad momentánea y de publicar noticias sin profundidad analítica. Todo eso a nombre de la libertad de prensa. Situación, de la cuál las Farc sacan dividendos publicitarios importantes.
En síntesis, las Farc masacraron una porción de una etnia que se rebeló a incorporar jóvenes a las guerrillas comunistas, mientras quedó al descubierto la actividad narcoterrorista de Rafael Correa uno de sus mas importantes cómplices.
Sin embargo, los promotores de la “paz”, “los difusores del acuerdo humanitario con caballo de Troya incorporado” y los cariacontecidos idiotas útiles de la estratagema, han guardado silencio cómplice al respecto… ¡Por algo será!
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
www.luisvillamarin.co.nr
Analista de asuntos estratégicos
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