lunes, 14 de diciembre de 2009

Paralelo entre el movimiento continental bolivariano y el "informe de la verdad" en Quito.

Hay muchas coincidencias entre lo sucedido la semana pasada en Caracas con el Movimiento Continental Bolivariano y el publicitado "informe de la verdad", en torno al bombardeo sobre la guarida que tenía Raúl Reyes en territorio ecuatoriano, con la venia complaciente del presidente Rafael Correa.
Ambos eventos coinciden en buscar la legitimación de las Farc, les niegan la condición de terroristas y los presentan como “luchadores con ideales políticos”. De manera simultánea excluyen a Chávez y Correa de cualquier nexo con los terroristas colombianos.
Sin embargo las evidencias y las pruebas corroboran lo contrario.
En el caso del Movimiento Continental Bolivariano, los computadores de Reyes, Ríos, Lozada, John 40, Jerónimo Galeano, Calderón y otros bandidos capturados o abatidos, refuerzan con hechos concretos la tesis que el MCB es el brazo político internacional de las Farc, que el terrorista dominicano Narciso Isa Conde mantiene contacto con Iván Márquez, que las Farc tienen oficina permanente en el Ministerio de Defensa venezolano, que Chávez, Lula, Evo, Ortega y Correa hacen parte del complot comunista contra Colombia.
Y de remate, que el Partido Comunista Colombiano en asocio con los partidos comunistas y otros movimientos iberoamericanos de izquierda pro terrorista, están complotados con las Farc y con algunos ejemplares de los mal llamados "colombianos por la paz", para socavar la institucionalidad y poner un gobierno títere de Chávez en Colombia.
Entre tanto, el informe entregado a Correa, quien de paso fingió estar decepcionado, corrobora los nexos con las Farc de Augusta Calle, Gustavo Larrea, Ignacio Chauvín, el coronel Brito y un pintoresco general de apellido Vargas (constituido en una vergüenza histórica para las Fuerzas Militares Ecuatorianas). Desde luego que Correa sabía de estos contactos pues era quien los autorizaba y los ordenaba. Nadie puede creer que en condición de ministro Larrea se perdió tres días que su presidente no supiera donde estaba, o que Larrea mienta descaradamente, diciendo que se reunió con Reyes en Venezuela, pero ni siquiera exista la prueba de los viáticos que debía recibir por ley, ni la entrada legal a Venezuela registrada en los documentos de inmigración de ese país.
Prueba de ello es la variopinta actitud que ha tomado el mandatario ecuatoriano frente al problema. Tras romper relaciones diplomáticas con Colombia, eso sí muy adolorido por la sensible muerte de su compinche y camarada Raúl Reyes; Correa inició un desesperado periplo para corroborar su afán para impedir que las fumigaciones en la frontera disminuyeran las arcas de sus socios de las Farc, y para presentar ante el mundo al presidente Uribe, como el Satán que impide que los comunistas se tomen el hemisferio y que fuera de eso había agredido su territorio, sin siquiera mencionar que con su venia desde Ecuador las Farc agredían y aún agreden a Colombia.
Luego en asocio con militares de bolsillo, Correa se inventó la existencia de un diario de Raúl Reyes, en el cual terrorista supuestamente lo detestaba. Todo fue un burdo montaje de Correa para preparar pruebas futuras que lo saquen airoso del problema.
Luego cambió de tercio, disminuyo su verborrea comunistoide contra Uribe y contra Colombia, bajó el tono a su grotesca actitud y autorizó a manipulados funcionarios de su cancillería, abordar la búsqueda de medios para normalizar las relaciones con Colombia, claro está, sin dejar de lanzar pullas por la para los mamertos latinoamericanos, incómoda presencia "gringa" en las bases militares colombianas.
Después, Correa le agregó a su estratagema de fabricar pruebas que lo saquen del problema en que está metido, el fantasioso informe de la "comisión de la verdad", en el cual de manera cínica echa la culpa a mandos medios, mientras Correa sale limpio. Típico comportamiento del delincuente con alta investidura que pese a las evidencias en su contra, dice que "todo fue a sus espaldas".
No obstante, al término de los dos eventos en Caracas y Quito surge algo más importante, de lo cual el gobierno y la justicia colombiana no solo deben tomar nota sino acción inmediata. Así como el presidente Uribe pidió a la Fiscalía que investigue a todos los terroristas que dirigen el espurio Movimiento Continental Bolivariano, es el momento adecuado para que los jueces de la República de Colombia vinculen formalmente a la investigación penal por apoyo al terrorismo comunista que practican las Farc, a Ignacio Lula Da Silva, a Rafael Correa, a Evo Morales, Hugo Chávez, Raúl Castro y Daniel Ortega.
El punto no es para rasgarse las vestiduras, ni para entrar en disquisiciones de conveniencias diplomáticas y de la consuetudinaria mojigatería que caracteriza a muchos de los "intelectuales" colombianos y los sesudos analistas. La razón es sencilla. Estos personajes están complotados con las Farc para derrocar la institucionalidad en Colombia. Por su naturaleza marxista-leninista están en guerra contra Colombia y contra la ideología política del actual gobierno, y, nos ven como sus “enemigos de clase“ a los cuales hay que someter a la dictadura comunista.
Entonces, si estos personajes están dedicados a socavar la institucionalidad y a jugar con doble moral en los escenarios internacionales, mal pueden hacer el gobierno y la justicia colombiana, obviando las contundentes pruebas halladas en los computadores de Reyes, mas el descarado patrocinio y respaldo que los mismos delincuentes de cuello blanco mencionados, dieron con su silencio cómplice frente a las agresivas declaraciones de los terroristas que presiden el Movimiento Continental Bolivariano.
Si Lula, y los demás secuaces del Foro de Sao Paulo quisieran la verdadera paz en Colombia, si tuvieran respeto por la dignidad y soberanía colombiana, ni hubieran armado el novelón por la necesaria y certera operación contra Reyes en Ecuador, ni se quedarían callados frente a las declaraciones belicosas de los cabecillas del mal denominado movimiento bolivariano la semana pasada en Caracas, ni mucho menos, cohonestarían la payasada de la "comisión de la verdad" en Quito.
En síntesis, todo queda como al principio, Colombia está rodeada de gobiernos títeres de al dictadura cubana, Chávez y Correa siguen comprometidos hasta la coronilla en ayudar a sus socios de las Farc, y los demás bandidos con fusil y sin el, siguen conspirando contra la institucionalidad y la democracia en el continente, mientras el gobierno demócrata de los Estados Unidos voltea la cara para otro lado.


Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
www.luisvillamarin.com

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