Transcurría el descaracterizado gobierno de Andrés Pastrana, quien cedía ante los chantajes de los terroristas. Cientos de empresarios amedrentados por las Farc sacaban sus capitales del país. Estrategas de escritorio como Rangel, Tokatlian y otros pontificaban con la guerra de posiciones. El Bloque Oriental desarrollaba parte del Plan Estratégico con la expansión de las cuadrillas hacia Cundinamarca. Las Fuerzas Militares estaban maniatadas a caprichos del inepto presidente Pastrana, y mal comandadas por quienes cohonestaron la entrega del puesto de mando de un batallón a instancias de los terroristas en San Vicente del Caguán.
Jojoy se pavoneaba arrogante por el Caguán. Lenguaraz exteriorizaba el credo intimidatorio diseñado por el Secretariado. Igual que ahora, estultos periodistas decían que Jojoy era el ala guerrera mientras Cano era el ala pensante y moderada, sin entender que ambos son terroristas y que la locuacidad de Jojoy reflejaba el Plan Estratégico fariano.
Por aquellos días ya delinquía en Cundinamarca la cuadrilla 51 dirigida por Miller Perdomo. Ansiosos de llevar al "guerra donde más duela a la oligarquía", Secretariado en pleno, no solo Jojoy, envió la cuadrilla Joaquín Ballén a reforzar a Miller en el suroriente de Cundinamarca.
Miller fue incorporado por el Partido Comunista a las Farc en el Meta. Entrenado por vietnamitas, salvadoreños, nicaragüenses y cubanos en los campamentos de Casa Verde y miembro de la familia González Perdomo cuyos integrantes pertenecen a las Farc. En llave con Nelson Robles de la cuadrilla 52 y Romaña de la cuadrilla 53, Miller cometió mil fechorías en el suroriente de Cundinamarca y proyectaba su accionar delictivo dentro de Ciudad Bolívar y la Universidad Nacional en asocio con Chucho y Carlos Antonio Lozada.
La llegada de la cuadrilla Ballén, acordada en el campamento de La Marranera en 1994 de Guayabetal, con la anuencia del cura Camilo hoy protegido por Lula y Dilma en Brasil, significaba un gran refuerzo a la capacidad terrorista de las Farc en esta región del país.
Todos los integrantes de “la Ballén” habían recibido entrenamiento de fuerzas especiales y eran combatientes capacitados en "penetraciones" a objetivos de alto nivel, operaciones de comandos y difusión de la línea política dentro de la masa.
El segundo al mando de la cuadrilla era Felipe Bohórquez alias "el llanero", campesino araucano, valiente, inteligente y arrojado. Su amante, era Nancy una bella campesina. Desde la llegada a Cundinamarca, Miller comenzó a ordenar misiones al "llanero" para alejarlo de Nancy y de paso convertirla en una más de sus amantes. Por la misma época, fue capturado cerca de Guayabetal a Silvio el pastuso, segundo cabecilla de la cuadrilla 31, muy cercano a Miller en las actividades terroristas sobre la vía Bogotá-Villavicencio.
Silvio negó ante las autoridades ser terrorista y con mentiras se comprometió dizque como campesino de la región, a entregar información acerca de las actividades de Miller, Robles, Romaña y Joaquín "garganta".
Como era de suponer los jueces lo soltaron y Silvio regresó a la cuadrilla para comentar que a él lo había delatado un campesino de Pipral. Entonces, Miller ordenó al "llanero" que lo matara por sapo. Al llegar a la casa de la víctima, el ingenuo campesino acompañado por tres niños y una mujer embarazada le ofrecieron almuerzo.
"El llanero" se sintió incapaz de cometer el crimen. En contraste le advirtió que huyera de la región porque las Farc lo iban a matar. Cuando "el llanero" relató la verdad a Miller, este, ofuscado le increpó:"usted tiene corazón de pollo". Como castigo, lo envió con un comando especial a asesinar al soldado centinela de la base militar La Australia ubicada a la salida de Bogotá hacia el Páramo del Sumapaz.
La incursión falló porque en el momento del asalto otro soldado reaccionó y dió de baja al terrorista que intentaba hurtar el fusil del centinela. "El llanero" retornó a la guarida con la noticia negativa y como circunstancia agravante, encontró a Nancy en brazos de Miller. Iracundo, "el llanero" propinó un puntapié a la mujer. Miller lo encañonó con el fusil y el ofendido guerrillero hizo lo mismo. Intervinieron varios terroristas y los tranquilizaron, pero Miller le advirtió que lo llevaría a consejo de guerra, previo concepto de Jojoy.
Por razones obvias, Jojoy dio la razón a Miller y ordenó fusilar al "llanero", pero la radio operadora le advirtió la situación y el condenado a muerte escapó de guarida con un lanzagranadas, material que entregó ante la primera unidad militar que encontró. Luego se acogió al Plan de Reinserción del Gobierno Nacional.
De remate, Rossi el segundo de Miller fue capturado en Pereira. Según su testimonio, Miller llegaba con Nancy a bordo de la ambulancia del puesto de salud de San Juan de Sumapaz, a un sitio alto donde mejor entraba la comunicación, para llamar desde 10 teléfonos celulares diferentes, a los familiares de los secuestrados, para que pagaran los dineros de los rescates.
En una cinematográfica operación de comandos, los soldados se infiltraron en la noche y en absoluto silencio escondidos entre los matorrales esperaron la llegada del terrorista. A las nueve de la mañana apareció el carro. Desconfiado Miller oteó el sector aledaño. Nancy bajó tranquila y desinhibida orinó muy cerca de la cabeza de uno de los soldados del equipo de choque de la contraguerrilla. Miller hizo la primera llamada y amedrentó a una de sus víctimas. Suspendió las llamadas, de repente disparó su fusil contra un soldado, e intentó subir al vehículo para escapar, pero una ráfaga lo dejó sin vida. A su lado cayeron Nancy y otro escolta.
Cuando las tropas de refuerzo se aproximaban a lugar de los hechos, Silvio el pastuso salió de una vivienda con un fusil R-15 y enfrentó a los soldados pero también murió con su escolta.
La muerte de Miller Perdomo fue un golpe mortal para las Farc. Significó la muerte de un cabecilla de frente, la pérdida del primer puntal de confianza de Tirofijo, Jojoy y el resto del secretariado en el plan de entrar a Bogotá, además de la pérdida de cientos de documentos electrónicos, dificultades para contactar a los familiares de secuestrados y extorsionados, disgregación de las milicias urbanas de Bogotá y en general, un duro revés para el Plan Estratégico de las Farc.
Así, la muerte de Miller Perdomo en el Páramo del Sumpaz marcó el comienzo del debilitamiento del Bloque Oriental y el fin del mito de la supuesta invencibilidad del mono Jojoy. Después vinieron la Operación Berlín en Santander, las bajas de Urías Cuéllar, Buendía, y otros cabecillas cuya misión era intensificar la guerra en Cundinamarca. El destino del mono Jojoy estaba trazado.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos