miércoles, 29 de septiembre de 2010

Presidente Santos, tenga un gesto de lealtad con quienes lo llevaron al poder y hoy lo sostienen en el

Por Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

Escritor Estratega

Publicado en la Revista Semana de Bogotá Colombia el 29 de septiembre de 2010

Sin fallar al juramento patriótico ni renunciar a su deber, siempre, pero en particular desde 1992, los militares y policías colombianos han sufrido una ilegítima reducción salarial por cuenta de la demagogia y la politiquería.


Por ley de la república a partir de 1992, después de muchas gestiones administrativas el general Oscar Botero Restrepo asesorado por el general Manuel Murillo, logró que el Gobierno Nacional asimilara los risibles salarios de los miembros de la Fuerza Pública a una escala porcentual del salario de los ministros del despacho, y obvio, que estos se incrementaran anualmente con el Índice de Precios al Consumidor (IPC)

La medida fue recibida con mucha expectativa por los uniformados, pero no pasó de ser una quimera. Dieciocho años después, la Caja de Sueldos de Retiro recibe casi a diario, fallos individuales de demandas personales de oficiales y suboficiales, quienes al ver vulnerados sus derechos, han recurrido a abogados para que los representen.

Resulta increíble que después de entregar los mejores años de la existencia, para defender una democracia con minúscula, pues en verdad casi todos los gobernantes de turno son inmerecedores del sacrificio de los soldados y policías; los abnegados servidores de la patria, tengan que recurrir a avivatos del derecho, que a costa de sacarles hasta el 35% del justo valor de las reclamaciones salariales no pagadas, los representan ante los tribunales e instancias administrativas del Ministerio de Defensa, que por lógica deberían resolver de una vez por todas estos problemas.

Durante varios años, oportunistas en busca de dinero y posicionamientos políticos personales, han venido instigando el justo reclamo de los afectados, frente a la indiferencia marcada de los ministros de Hacienda y Defensa, así como de los expresidentes Uribe, Pastrana, Samper y Gaviria, y, los generales que ocuparon durante estos periodos el cargo de Comandante General de las Fuerzas Militares.

El presidente Santos conoce el problema muy bien, amén que fue ministro de hacienda y Defensa. Pero tampoco ha hecho nada por solucionarlo.

Hace casi seis meses un grupo de oficiales y suboficiales de la hoy llamada Reserva Activa de la Fuerza Pública realizó una protesta pacífica en la entrada de las instalaciones del Ministerio de Defensa. El inepto y demagogo ministro Silva hizo caso omiso. Los manifestantes se retiraron ante la promesa que el problema se resolvería lo cual resultó ser incierto. Hoy los organizadores de la anterior protesta, han convocado otra para finales de octubre del presente año en el mismo lugar.

Presidente Santos, usted llegó al actual cargo, no por sus capacidades personales sino por la buena estrella que le proporcionaron las Fuerzas Militares y de Policía durante su afortunado paso por el Ministerio de Defensa. Colombia no votó por usted, votó contra Chávez, contra las Farc y contra las patrañas de los mal llamados colombianos por la paz. Por eso fue elegido como presidente.

Ahora que está en este privilegiado cargo, tenga un gesto de mínima lealtad con quienes arriesgaron hasta las propias vidas para que usted subiera en espiral hacia su gloria política, e inclusive le dan satisfacciones tan grandes al pais como la baja del terrorista Jojoy. Tome las acciones correctivas que sean del caso, disponga el pago de los dineros atrasados a todos los servidores que merecen este beneficio. Hágalo por vía administrativa. Evite que los militares y policías retirados sean estafados por abogados tramposos que sacan provecho de esta anómala situación, o por politiqueros oportunistas que hasta militan en la misma corriente politiquera de una reconocida estafeta de las Farc.

Aprenda de otras latitudes, donde los militares retirados son tratados como veteranos de guerra y por ende tienen merecidos privilegios. No la vergonzosa limitación de la sanidad militar colombiana, o lo que es peor las dificultades para sobrevivir con la familia que padecen los oficiales subalternos, los suboficiales, los agentes de policía y los soldados profesionales. Meta el dedo en la llaga y actúe, pues "patear la colmena" nunca ha sido buena política .

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

www.luisvillamarin.com

Analista de asuntos estratégicos